La asociación profesional citrícola Palmanaranja, que cumple sus primeros 20 años de vida, subraya que la zona citrícola del Valle Guadalquivir, desde Posadas a Sevilla, se presenta como la primera productora de naranja dulce del país, sobre todo el variedades tardías. Así lo destaca el presidente de la entidad, Antonio Carmona, que no duda al afirmar que “Palmanaranja lleva 20 años consolidando el sector, todavía en crecimiento”, apunta que están surgiendo nuevas plantaciones citrícolas. Carmona habla de un crecimiento exponencial y los datos lo ponen de manifiesto, la producción de Palma y la Vega ha pasado de 44.300 toneladas en una superficie de 2.546 hectáreas a una producción de 248.472 toneladas desde una superficie citrícola de 11.137.

Mirando el impacto en la economía local, los últimos datos de cierre de Palmanaranja, corresponden a la campaña 2019-2020, arrojaron una cifra de negocio cercana a los 100 millones, los jornales en el campo fueron 160.000 y en almacén se alcanzaron los 112.000 jornales. Desde esta realidad, el presidente de Palmanaranja no duda al afirmar que “el sector citrícola es motor de desarrollo económico y social”.

Palmanaranja ha renovado su convenio con el Ayuntamiento, un acuerdo que se traduce en 14.000 euros en apoyo al sector estratégico de la economía palmeña, según apunta la alcaldesa, Esperanza Caro de la Barrera. La primera edil recuerda que la interprofesional nació a iniciativa del Ayuntamiento y significa que más del 50% de la población activa palmeña trabaja en la naranja.

Jesús Orcaray, gerene del GDR Medio Guadalquivir donde se encuentra la secretaría técnica de la asociación, pone de manifiesto la imporcia de ser una entidad que aglutina a agricultores, comercializadores y la industria, dice que “es la única experiencia en Andalucía”. Son diez firmas las que integran Palmanaranja, 7 palmeñas: Guadex, Zamexfruit, García Ballester, Citraulia, Cooperativa Las Huertas, Coare y Sunarán; a estas se suman Lasarte de Écija, Foasat de Peñaflor y Covidesa de Posadas. La superficie citrícola de Palmanaranja es de 5.600 hectáreas, en la zona productora cordobesa del Valle del Guadalquivir es de 11.645 hectáreas.

El pago de huerta de La Graja, en la zona conocida como El Puntal, junto al cauce del Genil, ha sido el escenario elegido para renovar este convenio de colaboración en el 20 aniversario de la asociación citrícola. En la fachada de una típica casa de huerta palmeña, una vivienda de 1822, sus propietarios, la familia Medina cuentan como las campañas de recolección duraban unos tres meses, desde octubre a diciembre. La alcaldesa apunta que ahora, gracias a la intervención de Palmanaranja que ha introducido nuevas variedades tardías, la campaña se detiene solo los meses de verano.

Desde la Cooperativa Las Huertas, su técnico Juan Luis Cabrera, indica cómo estos tradicionales pagos de huerta son el hábitat natural para la variedad autóctona, la cadenera, cuya recolección es en el mes de febrero. Junto a Antonio Carmona, en su calidad de gerente de Sunarán, señalan que ha sido una campaña con altibajos, con un mercado en Europa sujeto a los vaivenes de confinamientos. Al mismo tiempo, indican que la borrasca Filomena también causó daños en la producción y en la calidad de la fruta a principios de enero. Si ponen de manifiesto que la campaña para el agricultor “ha sido aceptable, con rentabilidad adecuada a variedades”, y lamentan que para la comercialización “ha sido dificultosa”.

Por otro lado, afirman que la reserva hídrica es la gran amenaza para la próxima campaña. Carmona explica que Palma está en la zona regable del Genil y del Bembézar y que “ahora rapamos el larguero, es decir, agua para poder sacar la cosecha con cierta normalidad”.