La iglesia y el convento de San Francisco de Baena se remontan a mediados del siglo XVI y se construyeron por parte de los franciscanos gracias al mecenazgo de María de Mendoza, mujer del primer duque de Baena. En 1694 el recinto sufrió una remodelación muy profunda y más de 140 años después, en 1835, la comunidad franciscana tuvo que abandonar el convento, que se convirtió entonces en casa de vecinos y más tarde en asilo de ancianos.

La llegada a la localidad de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados se produjo en 1900, por lo que llevan más de un siglo formando parte de la vida de Baena. Unos años en los que han atendido a numerosos ancianos, incluidas aquellas personas que no tenían ingresos necesarios para acudir a otras residencias.

En todos estos años las hermanitas han realizado su labor de manera discreta y contando siempre con la ayuda de los baenenses y de las cofradías. Una convivencia que se ha llevado a cabo sin sobresaltos hasta que en agosto del 2017, tras meses de rumores, las Hermanas de los Ancianos Desamparados de Baena trasladaron al entonces alcalde, Jesús Rojano, su intención de abandonar el asilo. Varias razones llevaron a esta situación, aunque la principal es la falta de vocaciones religiosas, a la que hay que unir la fuerte inversión económica que sería necesaria para conseguir el concierto de plazas con la Junta de Andalucía y el elevado coste de mantenimiento del edificio.

En junio del 2018, Rojano anunciaba que la congregación religiosa había decidido continuar en Baena y mantener abierta la residencia de ancianos. El asilo de San Francisco está unido a ese barrio, al que sin duda dan mucha vida este centro y la iglesia, que abre sus puertas cada viernes para que los fieles acudan a visitar a Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Fue en agosto del 2020, con una nueva Corporación municipal, cuando de nuevo los rumores forzaron una reunión entre todos los grupos políticos, las dos cofradías que tienen su sede en San Francisco y el consiliario de las mismas. El acuerdo fue que la alcaldesa, Cristina Piernagorda, y el consiliario, Juan Laguna, se reunirían con los responsables para conocer la situación real. En este punto, hay que señalar la entrega y ayuda que el pueblo y las hermandades, cuadrillas, cofradías y asociaciones han tenido con la residencia, sin olvidar las subvenciones municipales. Una ayuda que les llegó incluso en los meses de confinamiento y que se mantuvo cuando las visitas a la residencia no eran posibles.

Además, hay que destacar que la residencia de ancianos de la localidad ha sido la única que no ha sufrido ningún brote de coronavirus (quizás sea verdad lo que las monjas han repetido durante esos meses, que Jesús Nazareno las protege).

Ahora, ha sido la madre superiora de la congregación la que se ha encargado de comunicar a trabajadores, familiares de residentes, Ayuntamiento y cofradías que abandonan Baena.

El futuro

El Ayuntamiento ha asumido una propuesta del PSOE en la que propone a la congregación que sea el propio Consistorio, a través de una fundación, el que asuma la gestión de dicha residencia, de tal forma que se puedan quedar los residentes en la misma y subrogar los trabajadores que actualmente están en la misma -hay 40 mayores y 14 trabajadores-. Una propuesta que tiene en cuenta la dificultad urbanística y de mantenimiento que supone el cierre del edificio en la ubicación que tiene. Evitan de así el traslado de los mayores y se mantiene el empleo de los trabajadores. Pero esta solución necesita la cesión de los terrenos y del edificio, propiedad actualmente de la congregación.

La iglesia, por su parte, no tiene su futuro unido a la residencia. Las cofradías de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Jesús del Huerto han comunicado que San Francisco seguirá abriendo sus puertas con normalidad, aunque en un futuro con la ausencia de las monjas.