En un estado de incertidumbre y desesperación constante vive desde hace seis años la familia de Francisco Bonilla Chacón, quien, con 68 años de edad, desapareció sin dejar ningún tipo de huella o indicio que apunte qué pasó aquel 13 de abril del 2015.

Así lo expresa su hermano Pablo a este periódico, cuando se cumplen los seis años de aquel día en el que Cabra y los egabrenses vivieron una jornada en la que todos se vieron sobrecogidos por las no muy buenas noticias que, a medida que pasaban las horas y las jornadas, no apuntaban en ninguna dirección que sirviera para esclarecer este asunto.

«Estamos desesperados porque no sabemos qué ha pasado con él ni dónde está», añade Pablo Bonilla, indicando que la investigación por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado sigue abierta al objeto de esclarecer qué es lo que pasó después de ser visto por última vez en el huerto en el que Francisco Bonilla pasaba buena parte de los días, en las inmediaciones del arroyo de El Chorrillo, y donde se le vio hablando con dos personas.

Y es que durante varias semanas se realizaron batidas de búsqueda en cada uno de los rincones, pozos, arroyos, ríos, parajes y enclaves del término municipal, participando agentes de las policías Nacional y Local, Guardia Civil, Protección Civil, bomberos del Consorcio Provincial y grupos de voluntarios con el apoyo en algunas de aquellas de perros especializados en rastreo de la Unidad Canina de la Dirección General de la Policía Nacional y un helicóptero policial que realizó labores de visualización aérea, además de un georradar para prospeccionar el subsuelo.

Francisco Bonilla, sin ninguna patología preocupante, desapareció sin dejar rastro, algo que tiene en vilo a sus familiares y para lo que al objeto de que no caiga en el olvido, cada último lunes de mes y coincidiendo con la celebración del pleno municipal y hasta la llegada de la pandemia, los concentraba junto al alcalde y los miembros de la Corporación a las puertas del Consistorio tras una pancarta en la que se puede leer: «No te olvidamos. Tenemos la esperanza». Concentración que algún día, cuando las circunstancias lo permitan, pretenden retomar. 

Pablo Bonilla termina diciendo que la familia quiere saber «cómo ha sido y qué es lo que ha pasado, quién lo ha hecho y quién no lo ha hecho», aseverando a la pregunta de si puede estar vivo que cree que no, «porque una persona como mi hermano y que no tenía espíritu para nada, no creo yo que esté por ahí solo».