Un año después del parón casi en seco que sufrió su actividad tras la aparición de la covid-19, los artesanos de Priego dedicados a la talla, la imaginería, el dorado y el bordado, ven con preocupación el futuro de un sector que en la localidad de la Subbética cuenta con un amplio grupo de profesionales que desempeñan oficios estrechamente relacionados con la Semana Santa y el mundo cofrade.

De la frenética actividad que se vivía en sus talleres en aquellos primeros día de la Cuaresma de 2020, entregando trabajos en unos casos y ultimando y dando los retoques finales en otros a las puertas de una esperada Semana Santa, la situación un año después ha dado un giro radical, con la paralización casi total de su actividad y el peligro, en muchos casos, de echar el cierre, definitivo o temporal, ante la escasez de trabajo y la nula ausencia de encargos por parte de cofradías y hermandades, ahora más preocupadas de la obra social y de la ayuda al prójimo, que de nuevos tronos, vestuario, mantos, imágenes o restauraciones.

Aunque los trabajos para la Semana Santa de 2020 se entregaron y cobraron, aquellos que tenían fijada su fecha para 2021 o incluso posteriormente se paralizaron en principio condicionados a la evolución de la pandemia. Pero una vez pasado el verano, un número importante de estos encargos se fueron anulando ante el escaso margen económico que les quedaba a las cofradías y hermandades, cuyos ingresos ante la ausencia casi total de actividades como verbenas, cuartelillos u otro tipo de actividades, han sufrido una importante y significativa merma.

Aún así, algunas cofradías prieguenses y pese a ser conscientes de que sería muy complicado procesionar en 2021, mantuvieron sus encargos ya que como han indicado sus respectivos hermanos mayores, «los artesanos también comen y es una manera de ayudarlos en estos momentos tan complicados». Actitud que ha permitido el enriquecimiento del patrimonio cofrade con varios trabajos de talla, dorado y bordado a la par que han dado continuidad a la producción de estos talleres.

Igualmente hay que apuntar los trabajos que han salido de Priego para otras cofradías y hermandades andaluzas, aunque en comparación con lo que era un año normal, alcanzan un porcentaje mínimo.

Tal vez estos contados encargos sean la excepción que confirma la regla, ya que como han coincidido en señalar la mayoría de los artesanos consultados, el parón ha sido casi total, lo que ha obligado incluso a muchos de ellos a plantearse cerrar sus talleres ante la ausencia de trabajo a corto y medio plazo, en unos casos de manera transitoria, aunque otros barajan incluso buscar empleo en otro sector.

Y si los encargos en el mundo cofrade han sido muy reducidos, similar comportamiento han registrado los realizados por clientes particulares, que en muchos de estos talleres son un auténtico salvavidas y otra interesante fuente de ingresos, especialmente en los trabajos de restauración de muebles, ebanistería y dorado. Pero este año tampoco ha podido ser y los encargos han brillado por su ausencia.

De ahí la preocupación de estos artesanos que ven como oficios con siglos de existencia pueden perderse y con ello, el sustento y única fuente de ingresos para un número importante de familias prieguenses.