Juan Romero estuvo muchos años de su vida soñando con una niña que vio en el campo de concentración de Mauthausen. No fue capaz de olvidar aquella sonrisa inocente e ignorante. La pequeña regaló ese gesto a este cordobés que compartía reclusión con ella cuando la observaba en el momento en que la menor era conducida a la cámara de gas.

Esa experiencia da título al documental que Carlos Hernández realizó sobre la dura experiencia vivida por este torrecampeño, tras su marcha de España durante la Guerra Civil y que acabó con sus huesos en el campo de exterminio nazi. La niña que sonríe cada noche a Juan Romero es el título del trabajo, del que se exhibieron algunas imágenes ayer con motivo del reconocimiento de Juan Romero como Hijo Predilecto de la Provincia.

En él, este luchador incansable por la libertad cuenta sus duras experiencias en el campo austríaco, del que logró salir con vida cuando los soldados aliados liberaron el recinto. Romero recuerda que los últimos días los agentes de las SS ya habían abandonado Mauthausen y que fueron los bomberos los que vigilaban el lugar «hasta que vimos llegar un tanque».

Era la primera señal de que la sonrisa y la esperanza aún eran posibles, aunque otras, como la de la niña que sonrió a Juan, jamás pudieran recuperarse.