La Junta de Andalucía ha abierto una investigación para conocer por qué la alcaldesa de Torrecampo, Francisca Alamillo, aceptó vacunarse contra el covid en la residencia municipal vacunarse contra el covid en la residencia municipal al conocerse que había dos dosis sobrantes, según han confirmado fuentes oficiales del gobierno regional. La Consejería advierte "versiones contradictorias" en las declaraciones de la alcaldesa, adelantadas por este periódico en la noche del jueves, y que dio a conocer a través de Facebook, tras las acusaciones del PP del municipio por la misma vía de las redes sociales.

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Según argumenta la Junta, tal como ha conocido este periódico, no se entiende "por qué la alcaldesa entra, según dice ella, a la residencia mínimo una vez en semana siendo presidenta del Patronato y no personal laboral de la residencia tal y como lo establecen las normas sanitarias actuales". Igualmente, señala que en sus argumentos no se entiende "por qué dice en un primer momento que fue vacunada porque sobraba y más tarde afirmó que fue obligada por el Área Sanitaria Norte, cuando la vacuna del covid no es obligatoria para ningún ciudadano español".

El PP acusa a la alcaldesa de Torrecampo de saltarse el plan de vacunación

Ante las acusaciones del PP de Torrecampo de que la alcaldesa se había "saltado el plan de vacunación", al aceptar ponerse una vacuna que sobraba cuando no entraba en los grupos de riesgo y además no se había administrado las dosis a empleadas de baja médica, como así se ha hecho en otras residencias, Francisca Alamillo daba una larga explicación en redes sociales señalando que "cuando comienzan a realizarse los test de antígenos y teniendo en cuenta que visito la residencia semanalmente como componente del organigrama de la misma al ser presidenta de la misma y no como cargo político la enfermera gestora de casos da su autorización a que me realicen dicho test".

Además, explica que, en el proceso de vacunación en la residencia municipal de mayores, "al final, sobran dos vacunas y las enfermeras pidieron a la dirección del centro que llamara a “dos personas pero que vengan en 30 segundos porque nos vamos”. Señala luego que la enfermera "me llama a mí, como presidenta, puesto que acudo centro todas las semanas".

Y concluye que "la dosis que me ponen no le ha sido hurtada a ningún trabajador del centro y, por supuesto, a ningún residente".

Una investigación de la Junta

La secretaria general del PP andaluz y presidenta del Grupo Popular en el Parlamento de Andalucía, Dolores López, ha confirmado este viernes que "se va a abrir una investigación" ante el hecho de que la alcaldesa del municipio cordobés de Torrecampo, Francisca Alamillo (PSOE), haya recibido la vacuna contra el covid-19 de las suministradas a los residentes y trabajadores de la residencia municipal de mayores.

En una rueda de prensa, junto al alcalde de Córdoba, José María Bellido, López ha declarado que "existe un protocolo que establece quién se puede vacunar, quién tiene prioridad con unas patologías y por tanto se va a abrir una investigación", dado que la vacunación de la alcaldesa "no entra en el protocolo establecido" en estos momentos, según ha expuesto.

El asunto ha trascendido incluso a nivel nacional, ya que son cinco alcaldes en toda España los que han recibido las primeras dosis. Junto a la alcaldesa de Torrecampo, también se ha puesto la vacuna a los de El Verger y Els Poblet (Alicante), Rafelbunyol (Valencia) y el primer edil de JxCat del municipio tarraconense de Riudoms, además de un concejal del mismo pueblo también de JxCat, pese a no pertenecer al primer grupo de vacunación. Muchos de ellos han justificado esta decisión porque "sobraban dosis", según informa Europa Press.

El Ministerio de Sanidad estableció que los primeros que recibirían las vacunas contra el covid-19 serían los residentes de los centros de mayores y personal sanitario y sociosanitario. Estos ciudadanos empezaron el pasado 27 de diciembre a vacunarse con las primeras dosis de la vacuna de Pfizer, y en los últimos días se ha incorporado también la vacuna de Moderna. Sin embargo, estos alcaldes han aprovechado que, según justifican muchos de ellos, "sobraban algunas dosis" y por eso se vacunaron con ellas.

Vacunas sobrantes

En este sentido, fuentes sanitarias a las que ha tenido acceso este diario han explicado que esto habría ocurrido durante los citados procesos de vacunación.

“Las vacunas de Pfizer son muy lábiles (inestables) por lo que, una vez descongeladas, se reconstituyen en las propias residencias inyectando en cada vial 1,8 mililitros de suero y moviéndolas de arriba a abajo lentamente, sin agitarlas, durante ocho o nueve veces”, explicaron aclarando que el fármaco viene en polvo y hay que diluirlo con el suero para su posterior dosificación.

Con esta operación, los viales en los que llegan los fármacos están listos para ser inoculados a los pacientes, prosiguieron las fuentes aludidas recordando que cada vial contiene seis dosis de vacuna. El problema se da cuando los profesionales llegan a una residencia en la que, por ejemplo, deben vacunar a 55 personas. Han de ir provistos con al menos 10 viales con capacidad para inmunizar a 60 pacientes. Pero, ¿qué se hace con las 5 dosis restantes?

Las citadas fuentes, que recalcaron que una vez preparadas esas dosis ya no pueden salir de las residencias, que un nuevo traslado las dejaría inservibles, explicaron que los vacunadores, previa autorización de su gerencia, llamarían a otros compañeros de su centro de salud para que acudiesen a la residencia a inmunizarse o se las pondrían ellos mismo con el objeto de evitar desperdiciar dosis.