El frío intenso de la madrugada de este martes en Córdoba y provincia ha dejado mínimas muy bajas, como los -5,9 grados registrados a las 8.50 horas en Valsequillo. Muy cerca de este gélido frío invernal se movieron las temperaturas en Espiel, con -5,8 grados a las 8.20 horas, y en Hinojosa del Duque, con -5 grados a las 8,50 horas, según los datos disponibles en la web de la Agencia Estatal de Meteotología (Aemet).

Valsequillo, en la comarca del Guadiato, se despertaba con la temperatura mínima más baja de la provincia, que fue de 5,9 grados bajo cero, reflejados en la estación meteorológica ubicada en el municipio. A media mañana no se superaban los tres grados y el sol derretía la mayor parte de la intensa helada, cuyos restos se observaban sin embargo en las zonas más umbrías.

Para esta madrugada del miércoles, la previsión es de uno bajo cero y para el jueves, la Aemet ha activado una alerta desde la medianoche, hasta las 10 de la mañana, por lo que aún se esperan unos días gélidos.

Pero, ¿cómo es la vida en estas jornadas para los vecinos de Valsequillo? Los más pequeños están más que acostumbrados a estas temperaturas y aunque acuden al colegio bien abrigados, no lo hacen de una forma especial, ni utilizan mantas como ocurre en estos días, en otros centros educativos de la provincia de Córdoba.

María de Tena y Emilio Marquino, a las puertas de su casa.

En esta localidad, situada a 581 metros de altitud y situada en la comarca del Guadiato sus habitantes están dedicados a sus quehaceres y, claro, el tiempo y el Covid no invitan a salir precisamente a las calles. En su casa encontramos al matrimonio María de Tena y Emilio Marquino quien, con 85 años, se ha dedicado profesionalmente a la ganadería. Emilio no recuerda este frío, aunque piensa que «tenemos más, porque ya somos mayores». Después de unos minutos, haciendo memoria, nos cuenta que sobre 1955 «estuvo helando de esta forma durante todo el mes de febrero».

El alcalde de Valsequillo - que hace gala, como sus vecinos, de una gran cordialidad-, es Francisco Rebollo y manifiesta que en su municipio «se pasa frío, pero las casas están preparadas para ello, muchas disponen de calefacción y otros vecinos hacen leña para sus candelas o picón, para sus braseros», y cuando por las noches las temperaturas son más bajas «echamos dos o tres mantas en las camas».

Uno de los inconvenientes es que, a menudo, las tuberías que conducen el agua se hielan y en algunos casos, estallan. Problema que se ve agravado en las explotaciones agrícolas, - en las que constatamos la progresiva desaparición de los pastores- y en las que, destaca Rebollo, «amanecen sin agua y el ganado no puede beber hasta que suben las temperaturas, se calientan y circula de nuevo». De todas formas, las ventajas ganan, debido a que este tiempo favorece «el secado de los jamones de las matanzas» y además en verano «las noches son mucho más frescas y agradables».

En estos días, al igual que todos los alcaldes, Francisco Rebollo se encuentra muy preocupado por la salud de los vecinos y como no desea que la salud de ninguno se resienta, aconseja «a toda la gente, que se abrigue».