Primero fue Lucena, luego Almodóvar y ayer fue el turno de Palma del Río, que se ha sumado a la lamentable estadística de contagios descontrolados y se ha convertido en el tercer pueblo de Córdoba que realiza un cribado masivo. Ya van tres cribados en tres semanas en tres municipios de la provincia. Esta vez, el escenario de las pruebas fue el Espacio Joven, donde fueron citados 659 palmeños de los que finalmente han acudido 412, el 64% de los convocados, entre los que se han detectado solo dos positivos, según fuentes municipales.

Por la mañana, muchos de los convocados no habían hecho acto de presencia, lo que llevó a la alcaldesa, Esperanza Caro, a hacer un llamamiento y pedir que esas ausencias se salvaran por la tarde. «Esta es la forma de frenar la curva», recordó, «estamos en un momento en que hay que trabajar no de forma individual sino pensando en la colectividad si queremos que bajen los casos, la participación es fundamental». El llamamiento parece que surtió cierto efecto, aunque un 36% de los ciudadanos a los que se había pedido que fueran hayan decidido no someterse al test.

La delegada de Salud, María Jesús Botella, que acudió al cribado también este jueves, se sumó a la petición recalcando que estas pruebas masivas son «las que permiten tener la fotografía epidemiológica del municipio y saber si la curva baja o no en función de los datos», para lo cual la muestra debe ser representativa. Botella también fue optimista, ya que pese a registrar casi 100 casos en 14 días y dos fallecimientos, la tasa actual está en 460 por 100.000 habitantes, por debajo de los 500 casos que establece el Ministerio de Sanidad. Al cierre del Espacio Joven, que permaneció abierto hasta las 20 horas, habían acudido el 64% de las personas citadas, un total de 412, y se habían detectado dos positivos, según fuentes municipales. La Consejería de Salud deberá determinar ahora qué hacer con esos resultados.

En la zona del Espacio Joven, se concentran algunos bares muy frecuentados por las tardes y los fines de semana, algo que los vecinos creen que debe controlarse más. Claudia Odina, palmeña citada a la prueba, comentaba que en los últimos días se notaba algo menos de gente en las calles, «pero los bares los sigo viendo llenos y hay algunos donde no se guardan las distancias de seguridad». También observa la relajación de costumbres en ciertos bares Jacobo, vendedor de cupones que pasa todo el día en la calle y alterna la zona del Ayuntamiento y la de bares.

Por su parte, fuentes de la Policía Local explicaron que están actuando en ese sentido y en septiembre se registraron más de 30 multas, si bien señalan que los focos de contagio no están solo en los bares sino en las celebraciones, en las reuniones familiares y en los encuentros en parcelas y azoteas donde ellos no pueden llegar.

Mientras el comercio textil acusa la caída de las ventas en esta segunda ola «porque la gente sale poco y no compra ropa», señala Carmen de Five Outlet, la hostelería considera que «se está dando muy mala prensa de los bares y restaurantes pero nadie dice que cuando un bar se cierra a la una, la gente no se va a su casa sino que se reúne en cocheras, en parcelas y a veces, ni siquiera salen antes sino que quedan allí directamente, lo que está perjudicando mucho al sector», comenta Antonio Gamero, propietario de la cervecería Me apetece y del burguer Picadilly. «En la cervecería estamos al 50 por ciento porque la clientela de aquí es de entre 40 y 65 años y apenas salen mientras en el burguer, vamos un poco mejor porque allí van sobre todo jóvenes».

Moisés Peña, propietario de Menta y Caramelo, asegura que están al 50 por ciento desde que empezó el nuevo repunte de casos, lo que les ha llevado a mantener en el ERTE a parte de sus empleados. En su opinión, en su establecimiento los clientes cumplen las normas: «El gel hidroalcohólico se va que da gusto», afirma convencido.