El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha defendido la necesidad de «dar prioridad absoluta» al control de mildiu en los viñedos del marco vitivinícola cordobés. En su último boletín informativo, los técnicos del Aula de Viticultura alertaban de la aparición de nuevas manchas a lo largo de esta semana y hasta el próximo martes, siempre que los viticultores no tomen las medidas de protección adecuadas.

Las lluvias que se registraron en la Campiña cordobesa en la segunda quincena de abril generaron algunas manchas con pelusa de mildiu, una epidemia vegetal que afecta a las vides especialmente durante la primavera y cuyos primeros síntomas se detectaron el pasado 1 de abril en una finca del término municipal de La Rambla, originada probablemente por las precipitaciones que tuvieron lugar entre los pasados 21 y 23 de marzo.

La estrategia que el Aula de Viticultura ha diseñado para tratar de controlar la expansión del mildiu por los viñedos del marco varía con respecto a la situación de cada parcela aunque, en todos los casos, los técnicos recomiendan tratar los viñedos «antes de que aparezcan las nuevas manchas y antes de cada lluvia», tal y como detalló la responsable del Aula de Viticultura, Ángela Portero.

De este modo, para las parcelas que se encuentran desprotegidas frente a la epidemia -porque su tratamiento haya cumplido ya el plazo para el que fue prescrito-, los expertos recomiendan «tratar inmediatamente, dos o tres días antes de la contaminación, con sistémicos de acción parada». Por su parte, para las fincas protegidas, los técnicos del Consejo Regulador sugieren repetir el tratamiento con sistémicos o sistémicos-penetrantes.

Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.

En los últimos años, y gracias a la constante labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y al aliciente que representan para los viticultores de la zona los premios en metálico de los que está dotado el Concurso Pedro Cabezuelo, el mildiu solo afecta un porcentaje relativamente bajo de los viñedos de la DOP Montilla-Moriles.

Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Con todo, el pasado año, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se detectaron el 25 de abril en las inmediaciones de la finca La Rentilla, en la Sierra de Montilla, y cerca de la Fuente de El Cañuelo de Montemayor. Una vez que se detecta la primera mancha, se debe evitar arrancar la hoja afectada de la cepa, alertando de inmediato al Aula de Viticultura del Consejo Regulador, a través del correo atria@montillamoriles.es o en el teléfono 680 216 567.

Una vez verificada la infección, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y, en caso de que sea necesario, porque se prevean lluvias inminentes o porque el mildiu esté muy extendido, los viticultores pueden empezar a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.

De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.

Desde hace más de tres décadas, el marco Montilla-Moriles cuenta con el incentivo que representan los premios del Concurso Pedro Cabezuelo, dirigidos a reconocer el trabajo de detección precoz del mildiu por parte de los viticultores de la zona.

Los galardones se convocaron por primera vez en 1984, gracias a la iniciativa de Pedro Cabezuelo, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en la provincia de Córdoba. El programa dio sus primeros frutos entre 1989 y 1991, cuando se consiguió detener la epidemia vegetal gracias a las denuncias de las primeras manchas por parte de los viticultores y, también, a la divulgación realizada por la Delegación de Agricultura a través de charlas y cursos formativos dirigidos a los viticultores. Desde entonces, el nombre del promotor del concurso, Pedro Cabezuelo, ha estado unido a la labor de prevención de esta enfermedad de la vid.