El comedor social Virgen de Araceli de Lucena se está viendo desbordado desde el anuncio del estado de alarma por el coronavirus. El párroco de la iglesia de la Sagrada Familia, Fernando Martín Gómez, está al frente de este comedor en el que cuenta con una importante nómina de colaboradores voluntarios de la sociedad lucentina, en la que ahora cofradías como la del Cristo de la Sangre se han sumado como voluntarios ante la imposibilidad de que algunos de los colaboradores habituales asistan, por ser personas consideradas de alto riesgo.

Fernando Martín apunta que "desde que se inició esta nueva situación, la cifra de atendidos se ha duplicado y no cesa de aumentarse por días, atendiéndose actualmente a unas 60 personas". El reparto de alimentos para la jornada se realiza a mediodía en unas tarteras compradas para este reparto, en el que se incluye alimentos para el almuerzo y la cena, para ser consumidos en sus hogares, algunos de ellos personas transeúntes sin hogar. En el reparto de alimentos se establecen distancias preventivas para la recogida, de cara a evitar contagios. Del mismo modo, todo el voluntariado está provisto de guantes y mascarillas durante su tiempo de trabajo.

A esta cifra de personas atendidas por el comedor social, alrededor de 2.000 personas con necesidades son atendidas en Lucena desde Cáritas. Según los datos aportados por esta entidad a finales de año, el 75% de estas personas son españoles, mientras que un 25% corresponden a ciudadanos de otras nacionalidades. Durante este periodo de especial complejidad, las Cáritas de Lucena, que atienden desde cinco parroquias de Lucena, están llevando repartos de alimentos una vez al mes.