Aunque los misereres comenzaron en Baena el miércoles de ceniza con la hermandad del Cristo de los Azotes, desde ayer son los judíos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, colinegros, los que protagonizarán los cinco primeros viernes de cuaresma. El sonido de sus tambores de chillones, cuyo toque, rituales del tambor, están declarados patrimonio inmaterial de la humanidad de la Unesco, inunda las calles de Baena para recordar que estamos en cuaresma. Los desfiles se inician a las ocho de la tarde desde la plaza de la Constitución para llegar a la iglesia conventual de San Francisco a las nueve de la noche para la misa miserere. Una vez concluida, la turba desfila de regreso hasta uno de los cuarteles de judíos y continúan tocando por las calles hasta la hora permitida. Toda una tradición que se respeta y en la que los judíos acuden con su indumentaria, a falta del casco, que incluye la cola y el plumero.

Este año, la coincidencia con la fiesta del Día de Andalucía, sumada al buen tiempo, ha hecho que sea un miserere muy numeroso. Han sido cientos los cofrades que han participado en este desfile y han acudido hasta la iglesia de San Francisco para presentarle a Jesús Nazareno sus respeto y reencontrarse con amigos.