Una inmensa lámina de agua de 2.572 hectáreas y 118 kilómetros de perímetro cubre el centro de Andalucía, entre las provincias de Córdoba, Málaga y Granada. Situado en la cuenca del río Genil, el embalse de Iznájar, con 981 hectómetros cúbicos de capacidad, es el más grande de la región.

Este año se cumplen 50 de su inauguración. Fue una de las grandes infraestructuras hidráulicas realizadas durante la dictadura franquista. De hecho, el propio dictador Francisco Franco lo inauguró en persona el 6 de junio de 1969. Fue una obra que duró una década -de 1958 a 1968- y empleó a miles de obreros de la zona, dando trabajo en la construcción de la presa o en la reforestación del pino carrasco de las orillas. Para edificar la presa de 406 metros de longitud, situada en el estrechamiento existente entre el cerro del Camorro y la Sierrezuela del Entredicho, entre los términos de Rute y Cuevas de San Marcos (Málaga), se emplearon 1,4 millones de metros cúbicos de hormigón.

Una obra que significó también un duro varapalo principalmente para los municipios de Rute e Iznájar, al quedar inundadas fértiles tierras dedicadas a huertas y olivares y obligando a la población de cortijos y aldeas, como la iznajeña de El Remolino, a emigrar a poblaciones cercanas en el mejor de los casos o a otros puntos de España como Cataluña, como fue el caso del expresidente de la Generalitat catalana José Montilla, nacido precisamente en El Remolino, desde donde partió siendo muy niño con su familia.

El pantano de Iznájar es el principal embalse de la cuenca del Genil, cuya cabecera cuenta con otro pantano, el de Canales, con 70 hectómetros cúbicos. Antes de unirse al Guadalquivir, el Genil también alimenta otros dos pequeños embalses, el Cordobilla y el de Malpasillo. Con sus 981 hectómetros cúbicos, casi un billón de litros, es con diferencia el más grande de Andalucía, seguido del pantano de La Breña II, en Almodóvar del Río, con 823 y el Guadalcacín (Cádiz) con 800 hectómetros cúbicos, en la cuenca del río Guadalete. En la cuenca del Guadalquivir, al de Iznájar y La Breña le sigue el embalse del Negratín (Granada) y El Tranco (Jaén) con 567 y 498 hectómetros cúbicos de capacidad, respectivamente.

Los usos principales del embalse son el riego de hasta 80.000 hectáreas de cultivos, la generación eléctrica de hasta 75.900 kilowatios en una planta hidroeléctrica de Endesa situada a pie de presa, y el abastecimiento humano de la mitad sur de la provincia de Córdoba, alcanzando poblaciones tan lejanas como La Rambla o Fernán Núñez.

En toda su historia solo ha conseguido llenarse en tres ocasiones, en 1979, en 1997 y en el 2010, cuando alcanzó el 96% de su capacidad, tope del embalse, al que se deja el porcentaje restante como medida de seguridad. En el verano de 1995 este embalse conoció su mínima histórica, con un 5% de agua embalsada, después de cinco años de sequía, a la que siguieron dos años de lluvia que necesitó para llenarse.

LAGO DE ANDALUCÍA / Con 118 kilómetros de orillas y 20 kilómetros de distancia entre la presa y la cola del pantano, este embalse apenas si se aprovecha turísticamente. Los ayuntamientos ribereños de Loja y Algarinejo, en la provincia de Granada; los cordobeses de Iznájar y Rute, y el malagueño de Cuevas de San Marcos se han consorciado y han puesto en marcha el proyecto Lago de Andalucía, con el objetivo de que el embalse más grande de la región sea un foco de riqueza y empleo. En este sentido, Rute cuenta con un área recreativa junto a la presa, donde también se encuentra el camping La Isla. Iznájar ha sido el municipio que más trabajo y proyectos ha llevado a cabo. Cuenta con la playa de Valdearenas, de 1,5 kilómetros de longitud, donde también se sitúa una escuela náutica, desde hace dos veranos opera un barco turístico y cuenta en las inmediaciones con el hotel Caserío de Iznájar.

Desde hace medio siglo, la villa de Iznájar ha estado marcada por el embalse. Por ello, durante los próximos tres meses la población rendirá un gran homenaje a esta obra hidráulica con una decena de actividades donde se incluyen exposiciones, conferencias, concursos deportivos en sus aguas y conciertos. Bajo el lema Entre agua y olivos, estos actos ponen en valor el presente, pasado y futuro del embalse que se ha convertido en emblema de la provincia.