Transmitir y fomentar la pasión por volar es la filosofía del Festival de Aeromodelismo Memorial Sebastián Almagro, una cita que alcanza este año su octava edición y que tiene como escenario el cielo de Palma del Río.

En este acontecimiento referente en el país que escala posiciones a nivel internacional, todas las miradas se dirigían al cielo, admirando una disciplina deportiva, que para muchos es «todo un arte» y en la que pudieron de mostrar su destreza y habilidad los 35 pilotos que llegaron a las instalaciones de Faasa, el aeródromo Sebastián Almagro, que aparece en las cartas de navegación, según indica el presidente del grupo empresarial, Miguel Ángel Tamarit, como «Aeródromo de Palma del Río».

Los niños que presenciaban «el gran espectáculo aéreo» no paraban de hacer comentarios de asombro ante las piruetas de ls pilotos. «Cuando alcance altura lo suelta», «mira, la estela de humo nos dice el rumbo», comentaban entre ellos. Mientras, pequeños de la familia Almagro-Tamarit sabían que el aparato que estaba en el aire, y que abrió el festival, era una réplica de un LO 100, el modelo que pilotaba el bicampeón del mundo de vuelo sin motor Sebastián Almagro, que se encuentra en el Museo del Ejército del Aire.

En la inauguración del festival estuvieron presentes autoridades y directivos de Faasa y de la Fundación Sebastián Almagro como Manuel Palomero, Tamarit, Gustavo Almagro, Salvador Blanco y Esperanza Caro de la Barrera, quienes reconocieron la «pasión y vocación de vuelo» de pilotos llegados desde diferentes puntos del país, incondicionales a esta cita, como Martin Pickering, catalogado como «embajador del Memorial». Gustavo Almagro destacó los 4.500 kilómetros, de ida y vuelta desde Alemania de Müler indicando que «lo que nos mueve es afición».

En el aire pudieron verse veleros, maquetas militares y jets en «un baile de altos vuelos».