La expectación generada ante la salida de Nuestro Padre Jesús del Calvario se palpaba en el ambiente de una calurosa tardenoche, ayer en Montalbán. Unas 150 mantillas y más de 10.000 fieles siguieron los pasos de Jesús del Calvario en sus más de seis horas de recorrido. Tras la última estación de penitencia del Señor de la Campiña el 21 de agosto del 1993, la población llegó a triplicarse por un día. «Tenemos la ocasión de verlo pocas veces en toda la vida», comentaba Carmen, una fervorosa del Cristo, impaciente antes de la salida. Cerca de una treintena de autobuses, procedentes de Barcelona y Madrid, además de los numerosos desplazamientos de la campiña y alrededores llenaron las calles. La salida en torno a las 19.30 horas desde la ermita del Calvario precedió a la misa trasladada al Mirador de la Campiña por la alta previsión de público, entre ellos la subdelegada del Gobierno en Córdoba, Rafaela Valenzuela. Fue presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y su salida comenzó hacia las 21.30. Legionarios de Ronda acompañaron a la imagen nazarena, mientras la banda de cornetas y tambores de Santaella acompañó a la cruz de guía.

«Jesús de los Jesuses», como es conocido, procesionó con la túnica blanca de la festividad de la transfiguración del 4 de agosto. Fue acompañado por varias hermandades nazarenas de la campiña. Como novedad en esta salida, las hermandades de la localidad brindaron un broche de oro que lució en el cinturón. Así, el paso, formado por tres cuadrillas, dos de hombres y una de mujeres, fue cedido por la cofradía del Señor del Lavatorio de Puente Genil. Hasta 60 efectivos de Policia Local, protección civil y personal sanitario velaron por la seguridad de todos los asistentes.

La talla, de autoría anónima, data de principios de siglo XVII. En las fechas siguientes, salía en plegarias con el fin de librar periodos de peste o sequías, hasta tomar la decisión de procesionar cada 25 años. Así finaliza el mes jubilar, con el recuerdo en la retina, después de llenar de fervor Montalbán.