El progresivo ajetreo a que nos suele someter (a veces sin piedad) la vida diaria, con la consiguiente dosis de estrés e incertidumbre, hace que, de vez en cuando, debamos reflexionar sobre el camino a seguir y hacia dónde queremos orientar nuestros pasos. Algo parecido ocurre con frecuencia a todos los niveles, si bien sobre ello, claro está, también suele haber división de opiniones.