Montilla-Moriles afronta ya el inicio de una nueva vendimia. Y lo hace poco después de que el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, dependiente de la Consejería de Cultura, haya incorporado la producción vitivinícola de esta comarca a su Atlas de Patrimonio Inmaterial.

Tal y como destacó el alcalde de la localidad, Rafael Llamas, "el nombre de Montilla-Moriles está indisolublemente unido al de sus vinos". Por ello, la incorporación de la producción vitivinícola al Atlas de Patrimonio Inmaterial de Andalucía puede servir de acicate para reforzar el reconocimiento de un producto sublime, que es fruto de la paciencia y del esfuerzo de quienes dedican sus quehaceres diarios a una actividad tan impredecible como delicada.

El tiempo no lo está poniendo fácil. El calor que se viene registrando en los últimos veranos ha relegado hasta los anaqueles de los recuerdos aquellos meses de septiembre con olor a mosto, en los que la vuelta al colegio solía coincidir con las faenas más intensas en la viña.

A nadie extraña ya que Montilla-Moriles se convierta, un año más, en la primera región de Europa en recolectar su fruto. Ojalá sea un buen presagio.