Las lluvias caídas durante el otoño, invierno y primeras semanas de primavera han alcanzado en la Campiña Sur Cordobesa una media por encima de los 900 litros de agua por metro cuadrado, superior a la media habitual que apenas roza los 600 litros durante el año completo, de septiembre a septiembre. La lluvia computada este año aún está pendiente de ser completada con la que pueda caer en los meses de abril a septiembre.

En declaraciones a CORDOBA, el presidente de la cooperativa La Aurora, Juan Rafael Portero Criado, ha manifestado que el exceso de agua en el campo ha terminado por afectar a los cultivos herbáceos directa o indirectamente: en función de que sea la propia raíz la que no pueda sobrevivir o que estos suelos no puedan recibir el nitrógeno preciso ya que no ha sido posible llegar hasta los cultivos dado el mal estado de los caminos y la imposibilidad de trabajar en el campo por el exceso de humedad. Para Portero Criado, ingeniero técnico agrícola, el agua se ha llevado ya el 30% de la cosecha. De mantenerse las lluvias, el daño sería mucho mayor ya que, además de la pérdida que, prácticamente irreversible, supone el exceso de agua y la imposibilidad de tratar el suelo, los cultivos primaverales no pueden plantarse por el estado del suelo agrario. El cultivo más afectado en este caso es el girasol que ya tenía que haberse plantado hace un mes. Los agricultores estudian la posibilidad de plantar cultivos de ciclo corto, aunque los resultados no tienen la garantía ni el interés comercial que los cultivos habituales.

El exceso de lluvia ha impedido tratar las explotaciones con herbicidas, por lo que cuando cesen las lluvias y aumente la temperatura, el campo tendrá un aspecto excelente, aunque se abrirá la puerta a dos enemigos letales: el Repilo del olivo y el Mildiu de la vid.