La tantas veces añorada lluvia es ahora fuente de preocupación, pues nunca cae a gusto de todos. Las inundaciones amenazan día tras día a Jauja y Palma del Río, que viven con la amenaza de la crecida de un Genil, que les ha perdido el respeto. El pantano de Iznájar está a rebosar y ha de seguir desembalsando. Ante ello, lo deseable es que el tiempo contrarie al cantautor Pablo Guerrero, deje de "llover a cántaros" y que, de paso, las precipitaciones no arruinen la Semana Santa.