Varios de los testigos que declararon ayer en el juicio con jurado que se sigue contra el acusado de matar a cuchilladas en Puente Genil a su compañero de piso insistieron en que al procesado se le conoce "como una persona violenta". Un camarero de una cafetería que frecuentaba dijo que "daba problemas" y que "se enfrentaba a la gente". Este testigo lo vio en el local poco antes del crimen con su hijo y su suegro, pero "no lo vi beber".

La fiscalía solicita 15 años de prisión por un delito de homicidio, mientras que la acusación particular eleva la pena a 20 años y considera que hubo asesinato. Por su parte, la defensa esgrime que pudo cometer homicidio porque actuó en defensa propia al ser agredido en primer por la víctima, a lo que suma que padecía un trastorno ansioso depresivo y es alcohólico. El acusado reconoció que discutió con la víctima y que no estaba "en posesión de mis actos".

El exsuegro del acusado no cree que ese día fuera bebido --"se tomó un refresco"--, pero dijo que en la convivencia con su hija "era más bien agresivo y hubo incidentes", ya que ella le quiso ocultar "que le había pegado".

Dos guardias civiles que patrullaban el 21 de junio del 2009 cerca del lugar de los hechos encontraron al acusado "con sangre en la ropa y cortes en un brazo". Este les dijo que había intentado impedir "una pelea de dos hombres con cuchillos" y en un principio le consideraron testigo. Cuando llegaron "seguimos un reguero de sangre" hasta una vivienda de al lado y encontraron a la víctima agonizando. El procesado "estaba muy calmado y se le notaba frialdad". Luego, "sus respuestas eran titubeantes" y ninguno de los agentes advirtió síntomas de alcohol.