En el recinto ferial carloteño, las atracciones de feria, antiguamente llamadas cacharritos , aumentan cada año su espectacularidad, seguridad y desarrollo tecnológico. Aparatos pensados para los más pequeños, aunque muchos de ellos sean infernales maquinarias para adolescentes y mayores.

No hace tanto tiempo en que los cacharros eran tan solo unos cuantos; las cunitas, las barquillas, los caballitos, y el carrusel "de las patadas". Pero en la feria carloteña, como en todas, los que más gozan son los niños y los que sufren los padres que no paran de buscar en el bolsillo euros para la compra de tiques.