Si los antiguos egipcios tardaron 20 años en levantar la pirámide de Keops, una de las siete maravillas del mundo antiguo, el tramo de la A-333 que discurre entre la N-432 y Priego se está convirtiendo en toda una obra faraónica. De otra manera no se entiende que en diez años tan solo estén ejecutados unos 10 de los 17 kilómetros que separan ambos puntos --y poco más de 6,5 en servicio--, hasta que en los próximos días se abra al tráfico la variante de El Cañuelo, otro buen ejemplo de lo que está siendo la intervención en esta carretera autonómica que une el Oeste de la provincia de Jaén y el Sur de la de Córdoba con la A-92.

Las obras se iniciaron en la primavera del 2009, casi un año después de su adjudicación a la empresa granadina Construcciones Otero, que tuvo que afrontar diversos imprevistos como retrasos en pagos por parte de la Junta; o aquellos otros derivados de un lluvioso invierno, lo que provocó la lógica demora en la obra, cuyo plazo inicial de ejecución era de 18 meses.

Ni las concentraciones vecinales, protestas y demás actuaciones reivindicativas del pasado año 2011 sirvieron para acelerar la finalización de este tramo, hasta que, casi de manera simbólica, en diciembre se inició una intervención testimonial, completada la pasada semana con la aplicación de la capa de rodadura en los 2,5 kilómetros de la variante, y la colocación de la señalización, a falta en este caso de un último tramo que se completará en los próximos días.

De esta manera, y con una estadística que arroja una media de un kilómetro de obra por año, se cubrirá una nueva etapa de la historia de la carretera autonómica A-333, a la que aún restan otros difíciles episodios como la variante de Las Angosturas.