La población de Lucena podría bajar de los 40.000 habitantes de proseguir la tendencia que se viene observando ante la marcha de un gran número de inmigrantes. Ello está empezando a tener consecuencias en el parque de viviendas vacías, que son numerosas, según informan las agencias inmobiliarias. También se advierte en las calles, dado que cada vez proliferan más los carteles en los que se informa de la disponibilidad para el alquiler de estos pisos, apartamentos y casas que hace unos años era muy difícil encontrar. Ahora, además, los precios de los alquileres han caído como consecuencia de una crisis económica que hace prácticamente imposible a final de mes el pago de los mismos a unos inquilinos que carecen de un puesto de trabajo y que tampoco pueden pagar la luz o hacer frente a algunas de sus necesidades más perentorias, por lo que pasan a engrosar las colas de Cáritas.

El imparable crecimiento del paro, que supera las cinco mil personas, está haciendo que sean numerosos quienes que se marchan de la ciudad, preferentemente los originarios de Latinoamérica, Rumanía o Marruecos. Poco a poco va descendiendo el número de inmigrantes censados, que el pasado año eran 2.580, la mayor parte de ellos rumanos (774), seguidos de marroquíes (458), colombianos (355) y ecuatorianos (222). Sin embargo, la cifra que más está bajando es la de los inmigrantes no censados, que en algún momento se calcula pudieron ser más más de 2.500 y que ahora apenas llegarían a la mitad.

Este éxodo de inmigrantes tiene consecuencias muy negativas para la economía, pues además de en los alquileres de vivienda, repercute en el consumo en general. Ello se advierte en las calles y plazas, donde cada día se comprueba visualmente que no para de bajar su número.