La destrucción de los restos arqueológicos existentes en la conocida Umbría de Moratalla es una actuación que todos debemos lamentar. No es comprensible que en pleno siglo XXI se intente borrar la esencia de nuestros antepasados de esta manera. Lugares que deberían servir para que, una vez restaurados y puestos en valor, nuestros hijos puedan llegar a comprender de una manera práctica lo que otras civilizaciones, de las que nos sentimos orgullosos de que recalasen en nuestro país, han aportado a la cultura.