Sergio Martín Rodríguez es un joven de Palma del Río que ayer volvió a sentir miedo cuando se bajó de la cama en Tokio (Japón) y notó un nuevo temblor. No obstante, explica que, aunque aún hay muchas réplicas, la incertidumbre está ahora en la seguridad nuclear.

La mayor preocupación de este joven y sus padres, Pepe y Aurora, que desde Palma del Río están en contacto con su hijo a través de videoconferencia, es la falta de respuesta de la Embajada española en Tokio. Sergio Martín Rodríguez estudia en Kioto, al sur de la isla, la lengua nipona tras cursar Filología Inglesa en la Universidad de Granada. El 11 de marzo el terremoto le pilló en Tokio visitando a un amigo y desde entonces está esperando una respuesta de la embajada. "Estamos muy enfadados porque otros extranjeros sí tienen respuesta de sus embajadas y nosotros no, estamos convencidos de que desconocen cuántos españoles estamos en Japón; demuestran incompetencia".

Cuenta que se personó con su amigo en la Embajada de España a la una de la madrugada, cuando pudieron llegar, y tras llamar a la puerta les abrió un japonés que no hablaba español y les emplazó al día siguiente a las nueve de la mañana o a utilizar el teléfono. Lamenta que tras dejar varios mensajes telefónicos aún no han recibido respuesta y que no tienen información sobre cómo actuar y dónde dirigirse en caso de alguna emergencia. Ayer, Sergio y su amigo Pedro intentaban ir de nuevo a la Embajada española, pero indican que el transporte público no funciona como medida de ahorro energético y hay cortes de luz. "La gente no tiene miedo", explica, aunque añade que "es extraño ver riadas de tanta gente a pie colapsando la ciudad al no poder utilizar el metro y ver una ciudad con tanta iluminación a oscuras".

El terremoto le sorprendió visitando Tokio. Concretamente, estaba en la séptima planta de un edificio comercial. Sergio explica que notó como un mareo y todo empezó a moverse. Tras el temblor salieron a la calle utilizando las escaleras y volvió a casa a pie ayudándose de un callejero.

Sus padres no pueden evitar su preocupación a pesar de que Sergio no da síntomas de alarma. Su madre, Aurora, no ha dudado en pedir ayuda al alcalde palmeño, José Antonio Ruiz Almenara, y dice "ya se ha dirigido al Gobierno central y nos llama continuamente".