La campaña de recogida de miel del 2010 ha sido la peor de los últimos 25 años, según ha explicado el responsable de apicultura de COAG, Lorenzo Ruiz. La asociación agraria cifró entre un 35 y un 40 por ciento el descenso de la producción en la provincia respecto a un año normal. Las causas de estas pérdidas son dos: la larga temporada de lluvias, que ha acortado la primavera, y los abejarrucos, pájaros que han acabado con muchos de los panales.

Según Fernando Morales, miembro del colectivo de productores de miel de Córdoba, las pocas precipitaciones de antes de Navidad provocaron que no hubiese casi polen en el ambiente. Esto daba como resultado que las abejas no se pudieran alimentar, murieran y no existieran las suficientes para realizar su trabajo cuando en primavera sí había polen. Además, la larga temporada de lluvias provocó que no hubiese el tiempo necesario para que las abejas hicieran su trabajo.

Por su parte, el responsable de apicultura de COAG pone el punto de mira sobre los abejarrucos, aves protegidas que, según él, se han convertido en una auténtica "plaga". "Los abejarrucos se posan junto a las colmenas esperando a que salga la reina, la abeja más gorda, para comérsela", explicó Ruiz. Al acabar con la reina, la colmena muere e incluso su actividad comienza a detenerse antes de esto, ya que las abejas solo tienen a partir del atardecer, momento en el que se retiran los pájaros, para trabajar.

Ruiz asegura que lo único que ha hecho más llevadera la campaña ha sido la miel de girasol y la subida de los precios, que ha pasado de cerca de 1,90 euros por kilo, hasta los 2,60 euros. El problema de la miel de girasol está en que es de menor calidad se vende a granel a otros países, sobre todo a Alemania, por lo que los embasadores de la provincia no tienen trabajo.

En Córdoba hay 265 familias que viven de la apicultura, de las cuales 180 se dedican exclusivamente a esta labor. Ruiz afirma que el sector pende de un hilo, ya que depende de las ayudas, que, según sus previsiones, pueden acabar en breve. Según COAG, esto obligaría a que desaparezca la mitad del sector.