La fuerte tormenta desatada la noche del día 16 al 17 de agosto, que se cobró tres vidas y dejó gravísimas pérdidas materiales en Aguilar y Bujalance, ha producido también importantes daños en los viñedos del marco Montilla-Moriles. Muchos de ellos deberán desarrollar una vendimia selectiva para evitar que la uva dañada por la botrytis a consecuencia de la humedad pueda interferir en la calidad del resto de la cosecha.

El proceso conlleva "no cortar los racimos podridos y separar aquellos que están iniciando la pudrición de los racimos que están sanos". La medida implica también a los lagares de bodegas y cooperativas, que "deberán habilitar en la recepción tolvas distintas para estos dos tipos de uva". Así se pone de manifiesto en el informe provisional elaborado por el consejo regulador de la denominación de origen Montilla-Moriles.

La realización de cortas y molturaciones selectivas incrementará los costes de producción, lo que vendrá a agravar más los problemas de una vendimia que se presentaba optimista en cuanto a la producción, con una de las cosechas de mayor cantidad y calidad de los últimos años.

Todavía no se han hecho públicos los datos de la superficie afectada, por la dificultad que supone cuantificar las parcelas dañadas teniendo en cuenta la distinta incidencia de la tormenta en cada subzona del marco, la modalidad de cultivo y la expansión de la botrytis en los racimos.

Según los técnicos del consejo regulador, los daños son importantes "por la proximidad a la recolección y el buen estado de desarrollo vegetativo de las cepas, con racimos muy apiñados por la abundante pluviometría de esta campaña".

El organismo vinícola, que cuenta con un aula de viticultura, indica en el citado informe que la aparición de la botrytis, que ocasiona la podredumbre de la uva, "puede ser más importante en la superficie plantada con la variedad Pedro Ximénez en cabeza que en las espalderas".

El trágico suceso meteorológico se localizó "desde el cortijo de Mora hasta la localidad de Aguilar" para diversificarse en la Campiña Sur. En Montilla, en el casco histórico y en su zona vitícola de Ruedos, se recogieron 117 litros por metro cuadrado, y en los viñedos de Sierra entre 75 y 85 litros. Entre Montemayor y Fernán Núñez el aguacero quedó en unos 30 litros, mientras que entre Montemayor y Montilla la tormenta descargó 70 litros.

En los viñedos de Aguilar de la Frontera, como en el casco urbano, las cifras se elevaron de forma brutal hasta situarse entre 180 y 250 litros por metro cuadrado. Finalmente, el temporal dejó en el término de Moriles 30 litros.