Por parte del Ayuntamiento y su alcalde, José Luis Bergillos, se ha mostrado siempre una buena disposición para apoyar aquellas medidas que sirvan para dar una continuidad a un proyecto muy arraigado en la sociedad lucentina. Puntualizó Bergillos que los terrenos de la residencia tienen un carácter social y que todo lo relacionado con ellos debe contar con un estudio técnico exhaustivo.

La residencia del Valle ha tenido siempre una función claramente asistencial hacia las personas más desfavorecidas y en las últimas décadas pasó de ser un asilo a acoger posteriormente las dependencias del centro de Jesús Abandonado, entidad que con el no poco esfuerzo del desaparecido Prudencio Uzar y la solidaridad de los lucentinos realizó una gran labor en favor de estas personas.