Mañana al mediodía conoceremos el destinatario del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, un premio al que, con todo merecimiento, opta Rafael López Pintor, nacido en Fernán Núñez en 1942 y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid desde 1972 hasta su jubilación anticipada como catedrático en el 2004. En sus más de 40 años de vida profesional, López Pintor ha trabajado para las principales organizaciones internacionales en el área de la asistencia y la observación electoral (ONU, UE, OSCE, NDI, IFES o IDEA) y ha sido asesor de administraciones electorales nacionales de los 4 continentes, actividades que lo han llevado a ser un referente mundial en el área electoral.

En España fue el segundo director general del CIS (1979 y 1983) y miembro fundador y director de Demoscopia. En la actualidad es asesor especial de la Fundación Internacional de Sistemas Electorales (Washington). Recientemente ha recibido el IFES Baxter Award por su servicio para la promoción de la democracia, galardón que le fue entregado en el Senado de EEUU. Su candidatura ha sido postulada por un comité internacional en reconocimiento a su contribución al desarrollo de la Ciencia Social Aplicada. A lo largo de su vida ha vivido multitud de momentos importantes de la historia de España como el fracaso del golpe de estado de Tejero en 1981. López Pintor apunta que "era director general del CIS, y aun secuestrado el Congreso de los Diputados, ordené un sondeo rápido de opinión sobre el apoyo social al golpe. En unas horas sabíamos que menos del 10% lo apoyaba", recuerda. Fuera de nuestro país, y como asesor de la ONU, ha seguido hitos históricos como la elección de Nelson Mandela, la caída de Fujimori o las primeras elecciones tras la guerra de Irak.

En Fernán Núñez no pasa todo el tiempo que quisiera. En junio espera venir, una vez que se recupere de una operación ocular, olvidado ya el infarto que le sobrevino hace años. Sobre si se cree merecedor del premio, opina que por qué no; sin embargo, en cuanto a las posibilidades de que se lo den, no está tan seguro, porque opina que "los premios y los jurados son una incógnita difícil de descifrar". Este intelectual ha sobrevivido a innumerables amenazas de muerte, al asalto de un cuchillo, al atentado frustrado de un avión de la ONU y que ha presenciado con horror la explosión de más de un coche bomba.