La historia de un sector tan importante para la economía no sólo andaluza, sino también nacional, como es el oleícola, se comprende desde ayer un poco mejor tras la presentación en el teatro El Jardinito de Cabra del libro La Casa Pallarés. Familia y negocio oleícola , del que es autora la historiadora egabrense Lourdes Pérez Moral, que tras unos tres años de investigación prolífica en distintos archivos andaluces y catalanes, muchos de ellos archivos de empresa, escudriña en una trayectoria empresarial de más de un siglo de vida.

En sus páginas,según explicaba a CORDOBA la investigadora egabrense, hace un recorrido por la historia de una familia que llegó a Cabra desde Reus (Tarragona) a finales del siglo XIX, con el empresario Fernando Pallarés Besora, atraído no sólo por la situación geográfica de la ciudad en el centro de Andalucía sino también por el futuro que se abría a la comercialización del aceite por contarse con una incipiente línea férrea.

Estas circunstancias, entre otras, le permitieron crear a principios del siglo XX un complejo industrial que aglutinó no sólo la producción sino también la comercialización de un importante volumen de aceite de gran parte de Andalucía, exportándolo a prácticamente toda Europa, el continente americano y otros puntos del planeta, mediante una larga red de agentes comerciales y sucursales de la empresa matriz egabrense.

La monografía, la tercera en la bibliografía española de este tipo tras las dedicadas a los Carbonell y los Ybarra, hace una evolución de este destacado grupo empresarial familiar a través de distintas generaciones, que en sus mejores momentos como la década de los años cuarenta llegó a tener hasta más de 200 trabajadores fijos en su plantilla. Trayectoria que culminaría tras una serie de avatares con su desaparición en el año 1976 con una suspensión de pagos y su posterior liquidación en el año 2005.