REPORTAJE.
¿Quién se come mis puertas?
La lucha contra las termitas ha llevado al Ayuntamiento de Benamejí a contratar una empresa para erradicarlas La Junta subvenciona el tratamiento con 522.000 euros.

¿Quién se come mis puertas?
Es un invasor silencioso y subterráneo. En las viviendas no hay señales de él hasta que descubrimos que el marco de una puerta se ha convertido en papel y la madera maciza se ha quedado solo en la capa de pintura que la recubre. Entonces nos damos cuenta que en nuestra casa hay termitas. Los vecinos de Benamejí conocen estos insectos desde siempre. "Las termitas no son nuevas, no es una plaga nueva", reconoce Manuel Royón, que vive en la calle Aguilar, una de las más afectadas por estos insectos que se alimentan de la celulosa de la madera.
Construyen sus nidos, o colonias, bajo tierra, bajo la calle o bajo las viviendas, y excavan galerías para que las obreras se desplacen en busca de alimento. Cuando localizan la madera comienzan a consumirla sin afectar a su apariencia exterior, hasta que un día se cae a pedazos una puerta, o su marco, un mueble o, peor todavía, las vigas del techo, con lo que las termitas podrían poner en peligro la estructura de una vivienda. Este no es el caso de Benamejí, donde los vecinos no conocen que estos insectos hayan puesto en peligro ninguna de las casas.
Hace ya tiempo que Manuel Royón sustituyó las viejas vigas de madera por unas de cemento. Pero las termitas han seguido buscando madera en su casa. "Hace tres años que cambié los marcos de las puertas y ya están comidos", explica Manuel, quien pone otro ejemplo de la voracidad de estos insectos: "Hace un tiempo se comieron la madera contrachapada de la encimera de la cocina, yo no sé por donde entraron en una habitación que está alicatada de azulejos".
El Ayuntamiento está decidido a acabar con estos insectos tan dañinos, y el presupuesto que ha aprobado da idea de la dimensión del problema, porque se van a invertir 522.000 euros, que va a aportar la Junta. La empresa encargada, ISS, ha colocado unos cebaderos con una sustancia inocua para el ser humano pero tóxica para las termitas. La consumen las obreras, en su búsqueda de madera, y éstas la propagan por todo el termitero. Estos cebos se encuentran en el interior de unas catas en las aceras de todo el municipio. Incluso en las propiedades más afectadas también se han colocado, como en la casa de Eusebio Sánchez, que señala una cajita de la mitad del tamaño de un cartón de leche. Está pegada al marco de una puerta, accesible a las termitas.
Las calles más afectadas son Feria, Lucena y Francisco Espejo. Sus vecinos saben reconocer las termitas, son como hormigas, blanquecinas y no se mueven tan rápido. Podría valer como descripción de la Reticulitermes grassei , identificada por ISS y que es una de las especies más comunes de España. Es precisamente ahora, en primavera, cuando los termiteros se reactivan. Pero este año se van a encontrar que Benamejí se ha preparado para combatirlas.
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