La familia de la monja de Pozoblanco que se encuentra en Haití ya respira tranquila y los pozoalbenses también, después de días de incertidumbre. El deseo de todos es que no le pase nada y pueda llevar a cabo su tarea humanitaria en estos momentos en los que le rodean la muerte, el dolor y la destrucción. Sus paisanos, a muchos kilómetros de distancia, están reuniendo dinero para hacérselo llegar en cuanto sea posible. Laly ha unido a Pozoblanco con Haití.