No dejo de dar las gracias a Dios porque mi hija está viva pero la angustia que tengo es no saber cómo se encontrará". Así se expresaba Montserrat Cabrera que sabe que su hija Lali Nieto está viva porque otra hija suya pudo localizarla desde España por teléfono pocos instantes después de ocurrir el terremoto de Haití. Sin embargo, tras esa primera comunicación no han podido volver a hablar con ella y ya han pasado cuatro días.

Lali Nieto tiene 54 años, como toda su familia es de Pozoblanco, y trabaja como misionera del Espíritu Santo desde hace 25 años. Tras pasar 14 años en Nigeria, recibió la encomienda de su orden de ir a predicar el Evangelio a Haití. En aquel país reside desde hace 10 años en la ciudad de Jacqmel, a unos 150 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe, pero el día que ocurrió el seísmo se encontraba, precisamente, en Puerto Príncipe, la zona más devastada. Su madre cuenta que ese día "había ido a la capital a recoger a otra religiosa que venía de La Martinica y se encontró con la tragedia".

Una hermana de Lali estaba escuchando la radio en la madrugada del miércoles y al oír que se había producido un terremoto empezó a llamarla sin parar hasta que se lo cogió. Sus palabras fueron: "dile a mamá que no se angustie, que estoy viva y estoy bien".

La última vez que Montserrat estuvo con su hija fue hace dos años, pero habla por teléfono con ella con mucha frecuencia. Ahora, tras el único contacto, tras la catástrofe, se imagina que "estará ayudando a los heridos y sufriendo mucho por lo que tendrá que ver a su alrededor". La madre reconoce que sus otros tres hijos no quieren que vea los informativos de televisión, aunque dice que "prefiero ver lo que hay a imaginarme cosas; peor de lo que he visto ni siquiera me lo podía imaginar".

Lali, que enseña el catecismo en las parroquias y prepara las primeras comuniones, es muy querida en Haití. Su hermano José Luis se ha puesto en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y están a la espera de las noticias que puedan venir de la embajada de España.

La familia, que reside actualmente en Madrid, ha agradecido las muestras de apoyo que no paran de llegarles y, especialmente, en las últimas horas desde Pozoblanco. La Asociación Pozo-Haití, fundada por Robert Delinois, un haitiano que trabaja desde hace años en el hospital de Pozoblanco, ha abierto una cuenta en Cajasur para enviar fondos a la misionera de la que se siguen esperando noticias.