La nueva carretera de Los Poleares, de Lucena, terminará con buena parte de las inundaciones que asolan cada año este área residencial. Las obras iniciadas hace unos días contemplan la mejora del drenaje del cauce del problemático arroyo de Doña Elvira, que durante décadas ha sembrado de desolación el lugar en cuando se producían lluvias considerables. Los trabajos avanzan a buen ritmo y gracias a ello se creará una nueva carretera con la que se logrará aumentar la seguridad a lo largo de un trazado que recorre unos 500 metros de longitud.

Los vecinos de la zona han expresado su satisfacción por la ejecución de unas obras largamente esperadas, si bien destacan la necesidad de que se intervenga más a fondo en el cauce del arroyo para proteger los márgenes de la carretera.

Ahora se espera que las obras estén culminadas antes de final de año, dado que la empresa adjudicataria de las mismas, que es la firma Grupo Walkira, dispone de un plazo de dos meses para ejecutar unos trabajos para los que se cuenta con un presupuesto de 268.480 euros.

Además fruto de estas obras es la contratación de 18 personas desempleadas, con lo que se logra avanzar en la reducción de los altos niveles de paro que padece la ciudad. En este orden de cosas cabe poner de manifiesto el hecho de que esta obra viene a completar el paquete de 37 intervenciones acometidas este año en Lucena a través de los fondos Feil. Las obras se han iniciado tras efectuarse algunas subsanaciones en el proyecto propuestas por parte de la Agencia Andaluza del Agua. El proyecto de trazado alternativo de esta carretera ha sido elaborado por la delegación municipal de Agricultura, cuya responsable es Araceli Cubero.

Por parte del Ayuntamiento se ha subrayado en todo momento el interés de esta obra de cara a comunicar Lucena no solamente con esta nueva zona residencial, sino también con las importantes áreas rurales que la rodean. Los vecinos han denunciado reiteradamente las deficiencias de la carretera a lo largo de la última década. Dichas deficiencias se derivan en gran medida de la gran estrechez de la calzada, a lo que se suma el hecho de haber sido destruida poco a poco por el agua, el barro y las piedras de las inundaciones.