El acusado de disparar con un rifle a su tío confesó ayer que lo hizo para asustarlo, pero que no tenía la intención de matarlo. "Si hubiera querido matarlo le hubiera disparado en la cabeza", afirmó el acusado R.M.H., de 27 años, ante el magistrado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba. El ministerio fiscal solicita una pena de diez años y cuatro meses de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa por los hechos ocurridos el 12 de julio del 2008. La defensa, por su parte, pide la libre absolución. Aquel día, y después de interponer tres denuncias contra su tío, de 60 años, y discutir violentamente con él, R.M.H. intentó matarlo disparándole cuatro veces con un rifle sin alcanzarlo, aunque una bala rebotada hirió a un transeúnte que paseaba por la avenida José Simón de Lillo.

El acusado explicó que las relaciones con su tío eran pésimas porque, según dijo, le había querido atropellar y le había amenazado con una navaja en varias ocasiones. El día de los hechos, esas amenazas se habían repetido por lo que el acusado, según explicó ayer, interpuso hasta tres denuncias ese mismo día. "Ya entonces --declaró ayer el acusado-- estaba atemorizado, intimidado, muy mal. Temí por mi vida, la de mi mujer y la de mi hijo". Por eso, el acusado reconoció ayer que se dirigió al armero que su padre tiene en su casa y, a pesar de las advertencias de su madre y de su pareja, cogió un rifle Winchester y se dirigió a la panadería donde estaba su tío. En ese punto del relato, acusado y víctima difieren en torno a lo sucedido. El primero asegura que disparó solo para asustar a su tío, a cara descubierta y advirtiendo a gritos: "Te voy a matar, eres un cabrón y un hijo de puta". La víctima, por su parte, afirma que su sobrino llegó a la panadería, escondiéndose detrás de unos coches, y que no lo mató porque se tiró al suelo esquivando una bala. Precisamente, uno de los proyectiles impactó contra un viandante.