Está claro que sólo lo que se conoce puede valorarse y por eso Medio Ambiente no tiene más remedio que intentar compaginar la protección de estos espacios con el uso y disfrute público de los mismos. Aguilar, ubicado en las inmediaciones de Zóñar, lleva años viviendo de espaldas a ella. Quizá sea el momento de ir dando pasos importantes como el de ayer y otros ya previstos, de cara a una reconciliación desde la educación ambiental y el respeto.