Los hermanos Juan y Francisco Javier León Díaz, propietarios de una huerta de dos hectáreas de naranja navel (1.000 árboles), iniciaron ayer la penosa tarea de cortar con una motosierra sus naranjos afirmando que "somos los primeros, pero no vamos a ser los únicos, aquí gana dinero todo el mundo menos el agricultor y no podemos sostener esta situación".

Indican que la huerta fue adquirida por su padre hace más de cuatro décadas y que de los 1.000 naranjos ha vivido una familia de 8 miembros. La huerta arroja una producción de unos 100.000 kilos y la decisión de arrancarlos con el fruto es firme porque "no asumimos ni los gastos, hay que pagar abonos, fumigaciones, recolección, canon de agua, contribuciones y cooperativa. Además, llevar la cosecha a la fábrica por 0,08 céntimos el kilo no es rentable, más aún cuando tenemos que pagar hasta el transporte".

Juan y Francisco Javier León Díaz insisten en que ha sido muy duro llegar a esta situación y señalan que, "además, se han perdido 20 puestos de trabajo durante 4 o 5 días de recolección, más las tareas de limpieza y fumigación, pero nos han cerrado todas las puertas". La cosecha de esta plantación hace años era para el fresco, "de plaza", pero posteriormente se optó por el zumo porque el consumo exige otras variedades. "Las huertas tradicionales, las viejas, no tienen salida --aseguran--, lo único que nos quedaba eran las subvenciones, y las han quitado". De esta forma, añaden que "lo que sacamos el año pasado lo guardamos para éste viendo la situación venir, y así no se puede vivir, esta huerta debería complementar nuestros sueldos y nos cuesta el dinero, este año le hemos perdido 3.600 euros".