Antonio Caballero Prieto, a quien un jurado le juzga por la muerte de Eva María Prieto, su ex compañera sentimental y prima, declaró ayer en la Audiencia Provincial de Córdoba que "me desequilibré totalmente cuando ella me dijo que no vería más a la niña" que tenían en común.

Esa escena ocurrió el 16 de junio del 2006 en Peñarroya--Pueblonuevo, y minutos después, según afirman las acusaciones, que solicitan penas de 20 a 22 años de prisión, el procesado le asestó 33 puñaladas con un cuchillo de cocina.

Esta pareja mantuvo una relación durante nueve años en Barcelona y en diciembre del 2006 ella decidió volver a Peñarroya. Unos días antes de los hechos, Eva María se desplazó a Cataluña para vender un piso que tenían en común y cuando acabó este trámite regresó al pueblo; era el 9 de junio. Antonio llegó a Peñarroya dos días después "porque había sacado dinero sin pedirme explicaciones y también porque era el cumpleaños de mi hija".

Se alojó en casa de su hermano y durante esos días hubo numerosas llamadas telefónicas mutuas. El 15 de junio hubo un incidente en casa de un hermano de Eva, a donde acudió "para dar mi versión", ya que ella "había estado hablando mal y había dicho algunas mentiras".

Al parecer, Antonio guardaba unas fotos de Eva en el móvil de tono íntimo. La noche anterior a la muerte ella le dijo que se pasara por su casa para que recogiera sus pertenencias. Y así lo hizo. Pasadas las 14.00 horas llegó a la vivienda y vio que ella estaba llevando la ropa al contenedor de basura. "Paré el coche y recogí las cosas", dijo, y hablaron en la calle, pasando a la casa para recoger una lijadora que echaba en falta. Comentó que ella le dijo "a ver si de vuelta a Barcelona te estrellas" y que le pidió el móvil para ver si había borrado las fotos. Reconoció que forcejearon y aseguró que Eva le dijo "te voy a quitar a la niña y no la vas a ver más". "Me dio un fogonazo en la cabeza y ya no era yo; no era consciente". Agarró un cuchillo de la cocina y le asestó las puñaladas; la vio tumbada en la puerta de la cocina y salió de la casa. Cerró la puerta y se subió al coche. Se entregó en un pueblo de Guadalajara.