Los olivareros de la Campiña y la Subbética están al borde de la desesperación ante los constantes robos de fruto que vienen sufriendo los olivares de la comarca. Cada día se producen varios casos y, según cuentan los agricultores, los medios que se han habilitado son insuficientes para atajarlos y todas las horas de vigilancia se quedan cortas.

Según ha informado a este periódico la Guardia Civil, son "clanes familiares" de inmigrantes rumanos los que están llevando a cabo los hurtos, que podrían haber superado ya los 100.000 kilos. Este año se está pagando de media a 50 céntimos el kilo. Los afectados aseguran que se encargan de observar los tajos y los servicios de vigilancia para buscarle las vueltas y entrar en el olivar cuando no hay nadie. "Ya están entrando de día, incluso, justo después de que la cuadrilla que está contratada para la recogida abandona el tajo", explica Andrés Gutiérrez, que gestiona varios olivares entre Aguilar y Puente Genil.

Al parecer, los asaltantes llegan en varios vehículos y en cuestión de minutos se llevan el fruto de varios olivos, habiéndose dado casos se alcanzar los 3.000 o 4.000 kilos en un solo golpe. Eso es posible, indican, porque llegan grupos de hasta 30 personas. Para evitarlo, este año, con el beneplácito de la Subdelegación del Gobierno, además de la Guardia Civil, a la que elogian los afectados por su eficiencia, los guardas de los cotos de caza se están encargando de la vigilancia también de las fincas, "pero tenemos a nuestro cargo tantas hectáreas de terreno que es imposible tenerlo todo controlado", indica Andrés Santos, uno de los guardas de Aguilar. El problema radica, explican los afectados, en que en los pueblos próximos de Sevilla se está permitiendo la compra de la aceituna y la rebusca, y ellos aprovechan esa circunstancia para colocarla. Por eso exigen que no se permita esta práctica y se controlen los puntos de compraventa de aceituna, así como que se prohíba la rebusca hasta que termine la recolección en esta comarca, fronteriza con Sevilla.

Por su parte, el subdelegado, Jesús María Ruiz, indicó que aunque es consciente del problema, este año se ha logrado reducir en un 25% el volumen de fruto hurtado y que además se han practicado más detenciones y se ha recuperado en bastantes casos lo robado. La última operación fue la semana pasada con la interceptación de 1.400 kilos de aceituna. También se ha cerrado algún punto de compra. Se quejan los agricultores de que en las detenciones, los autores salen en libertad en unas horas porque para imputarle algún cargo lo robado debe superar el valor de los 400 euros, algo que consiguen evitar al repartir la aceituna en varios vehículos.