El padre de Angela y Cristina volvió ayer a su trabajo de conductor de ambulancias, porque "tenemos que seguir hacia adelante, ocuparnos en otras cosas". Pero "el dolor es continuo, voy conduciendo y no puedo dejar de pensar en ellas, en que su madre y yo estamos viviendo sin razón, porque perder a tus hijas es perder tu vida". Es difícil para un padre explicar cuáles son sus sentimientos al perder a dos hijas pequeñas, aunque para José Arias y su esposa "lo más doloroso es que no pudimos estar con ellas en sus últimas horas. Murieron y no estaban sus padres con ellas". Y es que Carmen y José estaban ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos del Reina Sofía, ajenos a lo que sucedía, mientras en el mismo hospital Angela perdía la vida y, dos horas después, fallecía Cristina.

El dolor se mezcla con la rabia que siente la familia por cómo se desarrollaron los hechos. José Arias expresaba ayer con lágrimas en los ojos que no entiende por qué el vecino "negó tres veces, cuando mis hijas estaban vivas, haber usado un plaguicida e incluso negó tener productos tóxicos en su casa. Cuando fueron a preguntarle, cualquier ayuda habría sido importante y él la negó. Eso es lo que me tiene indignado y ahora que opine quien quiera si esto es justo o no para unos padres".

Los familiares de las niñas solo piden que se haga justicia y que el caso se resuelva pronto. Sin embargo, para el padre, que haya justicia ya no es posible, porque "yo ya he perdido a mis hijas y, si nos van a dar dinero, ¿para qué lo queremos si ya no podremos disfrutarlo con ellas?".

Manuel, el primo de las pequeñas, recordó con tristeza aquella tarde del 30 de noviembre. Cuando llegaron las niñas al hospital con síntomas de gastroenteritis y, en pocas horas, sin saber por qué, los médicos les estaban diciendo que estaban muy graves; las vueltas de una sala a otra del hospital para saber cómo estaban los padres; las preguntas del personal sanitario; las dudas sobre qué había podido pasar; y la incertidumbre. Pero una leve sonrisa iluminó su cara cuando habló de Angela, "tan responsable", que era capaz de cuidar de su hermana, y de Cristina, "que era un traste y siempre te tenías que reír con ella".