Todos los cordobeses heridos en los atentados del 11-M evolucionan favorablemente, según han informado a este periódico las familias de los afectados.

La situación más crítica es la de Manuela Cantador, de 44 años y natural de Pedroche, que aún se encuentra en la UCI de quemados del hospital universitario de Getafe con el 40 por ciento de su cuerpo afectado. Sus familiares viven momentos muy duros y entre ellos reina la incertidumbre, según han comentado, ya que aún no ha despertado, por lo que no saben cómo será su evolución. La madre, que sufrió un amago de infarto al ver que Manuela tenía una pierna amputada, ya se ha recuperado.

Quien ha corrido mejor suerte, al menos de momento, es Rosa María Regal, de 34 años y natural de Palma del Río. A la una y media de la tarde de ayer pasó a planta desde la UCI, donde se encontraba desde el día del atentado, y ya no necesita respiración asistida. Su familia comentaba ayer esperanzada que "ya le han dado algo de manzanilla".

Otra de las heridas, la luqueña Cristobalina Fernández Molina, una cocinera de 51 años que cogió el tren en Alcalá de Henares, sigue padeciendo fuertes dolores de cabeza y de rodillas como consecuencia del fuerte impacto que sufrió contra las vías del tren al salir despedida del vagón en el que viajaba, justo delante de uno de los que explotaron junto a la calle Téllez.

Entre el sábado y el domingo pasados la familia Unquiles, de origen ruteño pero vecina de Coslada, ha abandonado el hospital Gregorio Marañón. Los jóvenes Ismael y Rubén Unquiles Alvarez, de 19 y 21 años respectivamente, y su madre, Luisa Ilvarez Esteban, viajaban en uno de los trenes que sufrieron las explosiones. Ismael, con síndrome de Down, se dirigía al colegio y viajaba junto a su madre, que trabaja en una delegación de Hacienda, y de su hermano Rubén, que también se dirigía a su puesto de trabajo en Madrid. El primero sufrió un fuerte golpe en el costado, mientras que Rubén resultó herido por la metralla en los ojos y en el rostro. En cuanto a la madre, se repone de contusiones en las cervicales y lleva collarín.

Los abuelos paternos, que viven también en Coslada, son oriundos de Rute, al igual que el padre de los chicos, Juan Antonio Unquiles. Precisamente los jóvenes estuvieron en este pueblo el pasado mes de mayo, con motivo de las fiestas de la Virgen de la Cabeza. Los abuelos, que se marcharon en el año 1970 a Madrid, también visitaron su localidad natal el pasado mes de septiembre.

Por otra parte, en Fuente Obejuna se celebró ayer por la tarde una misa en memoria de las víctimas de los atentados a la que asistieron más de 800 personas.