El avance del Plan General de Ordenación Urbana de Montilla que realiza la empresa Territorio y Ciudad ha puesto de manifiesto las dificultades existentes en la estructura viaria de la zona centro para soportar la densidad de vehículos que circulan por estas calles estrechas y algunas sin acerado. El estudio diagnóstico realizado por los técnicos añade, además, la problemática derivada de la falta de aparcamientos, que agrava la situación del tráfico en la zona centro. Estas carencias afectan a los visitantes y, de manera especial, a los residentes del área, que, en muchas ocasiones, optan por buscar otras ubicaciones alejadas de esta zona.

El informe de los redactores del PGOU señala que, "pese a la claridad del problema, la actuaciones que se acometen o que se toleran son contradictorias con su resolución". En este sentido, se hace referencia a la permisividad actual y la falta de medidas para restringir la densidad de tráfico en el centro histórico. Sobre todo en calles incapaces de soportar el tráfico y en otros espacios que requieren mayor movimiento peatonal.

Asimismo, es contradictoria, según el informe, la construcción de estacionamientos de rotación en zonas céntricas con dificultad de accesos que contribuye a saturar las calles de este enclave, hasta el punto de ocasionarle daños graves. Como alternativa a este problema de los estacionamientos en la zona centro, se plantean la construcción de "aparcamientos disuasorios" en la periferia, así como de pequeñas instalaciones de residentes en lugares próximos a sus viviendas y la mentalización de los ciudadanos para utilizar el transporte público como medio de acceso al centro de la ciudad.

De otro lado, la zona del casco histórico presenta una problemática cada vez más compleja, motivada por el aislamiento de estas áreas y sus escasas posibilidades de expansión y de urbanización adecuadas. Todo ello motiva la existencia de un mercado de infravivienda caracterizado, básicamente, por la degradación de las condiciones de habitabilidad de los edificios. Las intervenciones globales, desde el punto de vista de los técnicos del Plan General de Ordenación Urbana, incluyen la posibilidad de reformas interiores urbanas, la rehabilitación del patrimonio de valor, la construcción de nuevas edificaciones residenciales y dotacionales y el realojo de la población y reubicación, en el supuesto de que ésta sea indispensable.