El cruce de un mulo de color pardo en el kilómetro 16,800 de la A-318 --entre Cabra y Doña Mencía-- sembró el caos en la madrugada del sábado. El color del animal, que se confundía con la noche, se unió a un pequeño banco de niebla sobre el tramo para que la noche se tiñera de negro.

Como un viernes cualquiera, los cinco jóvenes salieron de Luque cerca de la medianoche para pasar un buen rato en una discoteca de Cabra. A los pocos kilómetros adelantaron a un Ford Mondeo blanco, ocupado por cuatro luqueños que viajaban a Cabra y que se convirtieron en los testigos principales del suceso.

Según el relato de uno de ellos, viajaban a menos de un minuto del BMW cuando éste arrolló a la mula y salió despedido contra un puente de hormigón. El estado del coche, convertido en un amasijo de hierros, demostraba la brutalidad del impacto, que había introducido el motor en los asientos traseros del vehículo.

Poca visibilidad

Un pequeño banco de niebla y el humo del accidente impidió la visibilidad al conductor del Ford Mondeo, que pisó el cuerpo sin vida del mulo a modo de rampa, por lo que su coche salió despedido, con la suerte de caer de nuevo en la carretera.

Tras unos segundos de aturdimiento, uno de sus ocupantes saltó a la vía "a parar coches", según su testimonio, lo que evitó que un tercer vehículo --un Volskwagen Golf-- volviera a atropellar al mulo que yacía muerto a un centenar de metros del BMW.

Este mismo testigo rompió la luna trasera del BMW para tratar de rescatar a los jóvenes, mientras daba la voz de alarma a las emergencias sanitarias y a los bomberos, que aparecieron a los 35 minutos. Entretanto, trataba impotente de reanimar a los jóvenes y certificaba la muerte de tres de ellos tras tomarles el pulso.

Horas después, indicaba a la Guardia Civil el domicilio paterno de cada uno de los fallecidos, para que los agentes comunicaran la noticia a sus familiares.

A mediodía los ocupantes del Ford Mondeo recibían rotos los féretros de los jóvenes y desde lejos se les adivinaba el cansancio acumulado en la noche más larga de su vida.

Mientras tanto, y en el lugar de los hechos, el cuerpo sin vida del mulo yacía todavía en un camino al que había sido retirado. Junto al cadáver del equino, discos compactos de música, un retrovisor, sangre, cristales y muchos hierros reflejaban la magnitud de la tragedia que ha sacudido al pueblo de Luque.