El periodista A.S., de 35 años, llegó al centro de Refugiados de Puente Genil este verano tras vivir una odisea horrible procedente de Burkina-Faso, donde los escuadrones de la muerte le amenazaron por ejercer su profesión en libertad. Aún solloza al recordar cómo fue obligado a bajar de una patera en las costas de Valencia, con lo puesto y sin saber nadar.

"Estoy en España porque en mi país se persigue a la gente de mi profesión", afirma A.S. y cuenta que sus problemas comenzaron cuando dimitió de su puesto de trabajo en la televisión estatal para irse a una radio privada. No se trata de un trabajo cualquiera. Radio Munyu, vocablo africano que significa paciencia, es el símbolo del sentimiento de la mujer en esa región. Este medio se llama además La voix de la femme (la voz de la mujer) y está subvencionado por mujeres con el fin de terminar con la negación de sus derechos por motivo de género. La radio tiene cobertura en un círculo de unos 200 kilómetros, llegando además de Burkina-Faso a Costa de Marfil y Mali, parcialmente.

A.S. además de director de producción en la radio ejercía de periodista deportivo y de temas generales para una agencia de noticias. Era también el encargado de atender el teléfono al que con frecuencia llamaban anónimos para que dejasen de emitir ciertos programas.

Foros contra la ablación, la versión sobre una guerra con un país vecino o denunciar la falta de ambulancias en su país fueron motivos suficientes para que los escuadrones de la muerte le dijeran por teléfono que "era el siguiente de la lista". Dio lo que tenía para llegar a Europa. Ahora despierta tras la pesadilla para rehacer una vida mejor.