Cuenta la leyenda que San Juan se quedó dormido durante tres días y que para despertarle tuvieron que acudir los niños con cencerros. Esta tradición de la que se desconoce su origen sigue manteniéndose viva en algunos pueblos de Los Pedroches como son Pozoblanco y Pedroche, donde el día del santo las calles se llenaron de este sonido tan peculiar.

En Pozoblanco, el Círculo de Bellas Artes lleva varios años trabajando para que no se pierda esta tradición. Para ello reúnen a una treintena de niños que portan los cencerros que antiguamente se colgaban a las bestias del campo. Ha habido variaciones y ahora algunos de los niños llevan campanas o almireces para hacer ruido y festejar el día del santo, haciendo paradas obligatorias en las puertas de donde vive un Juan o una Juana.

Los improvisados músicos no se olvidan de llevar una bolsa para recoger los caramelos y regalos con que le obsequian los juanes y juanas a quienes tocan la cencerrada, que en esta ocasión han sido once, repartidos por distintos lugares de Pozoblanco, por lo que muchos se quedaron sin su cencerrada por no agotar a los niños con un recorrido imposible para una mañana.

En Pedroche, la rondalla tocó serenatas a los juanes y juanas por la noche, si bien por la mañana fueron casi 200 niños los que hicieron sonar los cencerros por las calles, saliendo de la plaza de las Siete Villas y haciendo la primera cencerrada en la iglesia de El Salvador, donde despertaron a San Juan, para después continuar por las casas donde habita algún pedrocheño que comparte nombre con el santo. Niños de todas las edades se hicieron con las calles y marcaron el ritmo con sus cencerros, para concluir en la puerta del ayuntamiento, donde revisaron y degustaron los dulces y caramelos incautados.