REPORTAJE DOCE INMIGRANTES VIVEN EN UN PEQUEÑO PISO

La Navidad clandestina de una familia ecuatoriana en Montilla

El miedo a ser devueltos a su país les mantiene encerrados en su casa, como si fueran malhechores. Su mayor ilusión

La Navidad clandestina de una familia ecuatoriana en Montilla

La Navidad clandestina de una familia ecuatoriana en Montilla

Unos 300 inmigrantes viven en Montilla. Nadie sabe dónde, ni quiénes son, ni cuál es su trabajo. Sólo 146 de ellos están registrados en el Ayuntamiento. Del resto, de los sin papeles , se ignora casi todo. Pero hay niños que no son escolarizados, familias que se ven obligadas a dormir en edificios en construcción, y, tal vez, enfermos que no reciben las atenciones médicas precisas.

Cuatro generaciones de una familia ecuatoriana de 12 miembros han elegido Montilla para vivir. Están censados, aunque no tienen papeles. Su situación es precaria, y eso que han conseguido hacerse con un piso pequeño en una barriada. Sólo salen a la calle para trabajar; el resto del tiempo lo pasan entre las cuatro paredes de su vivienda. Temen que la policía pueda devolverlos a su país.

Ana, la madre de la familia, de 48 años, matrona de profesión, se gana la vida como empleada doméstica. Fue la primera en llegar hace más de un año y, poco a poco, ha conseguido traerse a toda su familia. Precisamente ayer llegó un nuevo miembro, un niño de apenas un año. Los lazos familiares son muy estrechos. Y donde cabía esperar un ambiente de tristeza y de tensiones, uno se sorprende ante la risa franca y el aire jovial de todos en estas fechas navideñas. Así son los parientes de esta mujer menuda, simpática y tenaz, que aglutina a todos. Su progenitora, con 67 años, es la matriarca. Ya tiene bisnietos, y, a la vuelta de pocos años, será tatarabuela. Después, ¡quién sabe!

Para Ana, la falta de libertad es el mayor sufrimiento. Todavía no se han acostumbrado a vivir escondidos como delincuentes. Salir libremente, pasear y viajar es un sueño que acarician cada día.

NO HAY RETORNO

Ninguno de ellos quiere regresar a su país, de donde salieron con lo puesto después de vender todas sus pertenencias para pagar el viaje hasta España. En Ecuador, la situación es insostenible. La tierra es rica pero la gente vive en la miseria. "Todos abandonarían el país si pudieran", asegura uno de los jóvenes de esta gran familia que no se arredra ante las dificultades y que, a pesar de todo, mira al futuro con optimismo.

Todos, sin excepción, desde la matriarca que capitaliza el respeto, hasta Génesis, la pequeña de tres años, que observa muy atenta y que responde invariablemente "no conozco a este señor" cuando le piden que salude a los visitantes.

Tracking Pixel Contents