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Sucesos en Córdoba

La madre de la niña que intentaron secuestrar en El Cerro: «Tú me puedes matar, pero a mi niña no te la llevas»

La mujer relata cómo sucedieron los hechos y denuncia que la familia vive con miedo a que la situación se vuelva a repetir: «Mi niña no puede dormir desde entonces»

Rosario Jiménez, madre de la niña que intentaron secuestrar

Manuel Murillo

Adrián Ramírez

Adrián Ramírez

Córdoba

«Tú me puedes matar, pero a mi niña no te la llevas». Con esta vehemencia se pronuncia Rosario Jiménez, madre de la menor de dos años que sufrió un intento de secuestro el pasado lunes 20 de octubre en El Cerro. La mujer sostiene a sus hijas en brazos, arropada por más de medio centenar de vecinos del barrio. La familia se ha trasladado a la casa de un familiar ante el temor a represalias.

El suceso ocurrió alrededor de las 21.00 horas en una vivienda de calle Rey Don Pelayo. La menor había pasado la tarde con sus padres y su abuela en un local del Sector Sur. En ese momento, la niña avisó a su madre de que tenía hambre, así que decidieron marcharse a casa para prepararle la cena. Ambas se sentaron en un poyete mientras Rosario le daba de comer a la pequeña. Todo cambió en apenas unos segundos. Cuando estaban terminando, dos varones se acercaron y observaron la escena, según relata la afectada. Ella comenzó a recoger las cosas y, «cuando cogí los platos, solté a la niña y me la quitaron».

Un forcejeo y un vecino salvador

De inmediato, y con una fuerza envidiable, Rosario se abalanzó sobre ellos y comenzó un forcejeo. «Me decían que la niña era suya y yo les gritaba y tiraba más fuerte», explica, insistiendo en que no conocía en absoluto a los individuos. Durante el forcejeo, uno de ellos sacó un cúter y le hizo tres cortes en el brazo izquierdo, que muestra con firmeza. «Mira», dice con gesto serio mientras se remanga la blusa. Cuando la situación se volvía dramática, Rosario asegura que miró a los ojos de uno de ellos y le dijo: «Tú puedes matarme, pero a mi niña no te la llevas», recuerda con la voz quebrada.

Unos vecinos pasean por la zona donde tuvo lugar el intento de secuestro.

Unos vecinos pasean por la zona donde tuvo lugar el intento de secuestro. / Manuel Murillo

Un vecino que presenció la escena detuvo su coche frente a ellos y ayudó a la desesperada madre, que consiguió retener a su hija. Tras esto, los presuntos agresores salieron corriendo.

Alrededor de dos horas y media después, cuando la familia ya había presentado la denuncia, uno de los presuntos agresores reapareció por el lugar de los hechos «como si nada y con una cerveza en la mano», recuerda Rosario. En ese momento, la madre, aún atemorizada, estaba frente a la puerta de su casa y los vio pasar.

"¿Quién nos dice que no vuelve a ocurrir?"

Desde entonces, la familia se ha trasladado al Sector Sur. «Tenemos mucho miedo, saben dónde vivimos y encima están en libertad. ¿Quién nos dice que no va a volver a ocurrir?», lamenta la madre, en referencia a que los presuntos agresores han quedado en libertad con cargos mientras la Policía y la Justicia investigan los hechos.

Un grupo de medio centenar de vecinos y familiares arropa a la familia.

Un grupo de medio centenar de vecinos y familiares arropa a la familia. / Manuel Murillo

La niña de dos años aparece en varios momentos de la conversación junto a su madre. En uno de ellos, Rosario la toma en brazos y la llena de besos en la cara: «No podemos dormir y me dice: “mamá, así me hacían”», en alusión a los agarrones que sufrió durante el intento de secuestro. La pequeña mantiene la mirada perdida y busca a sus padres entre las más de cincuenta personas que se han acercado a apoyar a la familia. «Somos gente trabajadora y humilde. No tenemos nada que ver con ellos», repiten varios vecinos. A la niña se le escapa una tenue sonrisa cuando alguien la saluda y le ofrece la mano para chocar los cinco. «No puede dormir y tiene mucho miedo. Esto es un trauma para toda la vida», recalca el padre.

La madre exhibe una entereza digna de mención y, al ser preguntada por ello, asegura: «No puedo llorar delante de ella, si no, se derrumba».

Tanto la familia como los vecinos exigen justicia y mayor dureza contra los agresores. «Estamos hartos de esta situación», afirman, y aseguran que los implicados ya habían cometido robos menores en la zona.

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