Reportaje
El fantasma del apagón se apodera de los datáfonos y comercios de Córdoba
La caída de la nube de Amazon dejó a los comercios sin poder cobrar con tarjeta durante casi dos horas. En Córdoba, hubo que echar mano al bolsillo, correr al cajero o confiar en los clientes de toda la vida.

Una joven paga con el teléfono móvil en un comercio. / EL PERIÓDICO
El fantasma del apagón sobrevoló Córdoba durante una hora y media de caos, confusión e incertidumbre provocada por la caída de la nube de Amazon (AWS), que dejó sin servicio de datáfono a España y a medio mundo durante alrededor de dos horas. La gran mayoría de los comercios solventaron la situación recurriendo al efectivo o a un Bizum que funcionaba a trompicones. Otros, sin embargo, perdieron buena parte de la clientela de la mañana, aunque todos coinciden al señalar que: «No hemos aprendido nada del apagón».
Alrededor de las 10.00 horas de este lunes se produjo la mencionada caída de AWS. En ese momento, la confusión se apoderó de los comercios de Córdoba que, en su mayoría, acudieron al dinero en efectivo para poder seguir adelante. Así lo cuenta Jesús, de la cafetería Galiani: «Al ser cuentas muy pequeñas, la mayoría tenía para pagar», explica. La cercanía del negocio, situado en el barrio de Santa Rosa, es una ventaja. Aunque no se ha dado el caso, el regente señala que, si no se pudiera pagar ni por Bizum ni en efectivo, «aquí nos conocemos todos y se apunta para pagar mañana», comenta entre risas.

Varias personas pasean por una de las calles principales de Santa Rosa. / A. J. González
Situación parecida vivió Fabricio, del bar Wanda Lounge. En muchos casos, «a fuerza de intentarlo varias veces ha funcionado el datáfono», admite. No obstante, reconoce los minutos de incertidumbre inicial hasta que los clientes le avisaron de lo que ocurría: «Por un momento pensé que volvía el apagón. Esa misma sensación se repitió en la frutería Ayala, donde la mayoría de la clientela es de avanzada edad y echó mano de su inseparable monedero para pagar. Aun así, Susana, la gerente, señala que varios clientes no podían usar la tarjeta, por lo que tuvieron que acudir al banco, situado a pocos metros, sacar dinero y regresar.
Incertidumbre y anécdotas
En la calle, mucha gente se tomaba una cerveza mientras comentaba lo sucedido: «Los jóvenes van a todos lados nada más que con el móvil. El dinero de toda la vida no falla», decía Aurelio mientras leía el periódico. Su compañero de mesa destacaba el caos vivido en una tienda del centro y temía que volviera a haber un apagón: «Ya nos han avisado», recordaba.

Lucía Feijoo Viera
Santi, uno de esos jóvenes, fue a comprar a una papelería de su barrio y, al no poder pagar con el teléfono, confesaba: «He echado mano de un billete que llevo siempre en la funda del móvil; si no, me hubiera quedado vendido».
Otros, como Enrique, no tuvieron tanta suerte. Este jubilado fue por la mañana a comprar una televisión para ver el Real Madrid–FC Barcelona de este fin de semana y, según cuenta, «me he quedado con la televisión en la caja». Aun así, se lo toma con humor: «Mañana iré a probar suerte, no vaya a ser una señal», decía entre risas.
Algunos comercios sí sufrieron seriamente las consecuencias del fallo de AWS, como el estanco de Lourdes Villar, en Valdeolleros: «Han sido casi dos horas de caos», explica con vehemencia. Calcula que unos 40 clientes se marcharon sin poder pagar: «Aquí todo el mundo lo hace con tarjeta», lamentaba, antes de sentenciar: «Está claro que la gente no ha aprendido nada del apagón».

Una mujer saca dinero de un cajero de Cajasur. / A.J. GONZÁLEZ
En el supermercado Bebidas Garvin reconocen que también ha sido una situación caótica. Al igual que en la frutería, quienes no contaban con dinero físico «lo han sacado del banco que está al final de la calle». Incluso hubo quien pagó por Bizum. «Aquí nos apañamos bien», comenta Marina Montes, una de sus trabajadoras. En la farmacia de Enrique Perral, situada a pocos metros, lo peor fue comprobar que «no funcionaba el datáfono y la compañía no nos decía nada».
Avisar antes de comprar
En las gasolineras optaron por avisar a los clientes antes de que repostaran: «Quien no tuviera dinero se quedaba sin hacerlo», explica Raúl, de la gasolinera San Rafael. Los taxistas tomaron una medida similar, avisando antes de comenzar la carrera. «Llega a pasar esto en fin de semana, que casi todo el mundo paga con tarjeta, y se vuelve esto un caos absoluto», comenta José Francisco Ruiz.
En definitiva, la caída de AWS dejó al descubierto una dependencia tecnológica que sigue sin plan B. La incidencia sirvió para recordar, una vez más, que el dinero en metálico continúa siendo la única garantía ante un mundo cada vez más conectado... y más vulnerable.
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