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Obituario

Muere Eugenio Silos, un noble economista

Siempre dispuesto a ayudar, participó con sencillez, sabiduría y moderación en sus tareas profesionales

Eugenio Silos.

Eugenio Silos. / CÓRDOBA

Córdoba

Con hondísimo dolor, escribo este obituario en recuerdo de un hombre bueno y noble. Un gran amigo y compañero con el que he tenido la dicha de compartir una larga y fecunda vida personal y profesional, en la que destacó por su lealtad, competencia y enorme modestia.

Siempre dispuesto a ayudar, participó con sencillez, sabiduría y moderación en las tareas que los economistas hemos emprendido desde hace más de medio siglo en Córdoba, trabajando en grandes empresas como la tradicional Carbonell de aceites, en la que fue máximo responsable financiero y administrativo, al frente de un selecto y numeroso grupo de compañeros que lo querían y respetaban.

Siempre se sintió orgulloso de su condición profesional que había cursado brillantemente, a finales de los sesenta en la Universidad Complutense de Madrid, entre un grupo de cordobeses, entre los que me incluyo, que siempre lo respetamos por su gran sentido del honor y su integridad.

Vaya por delante el pozo profundo y enorme sentimiento que siento en mí por tan insustituible pérdida; dolor que extiendo a su admirable hija y mujer, Carmen. Y a todos sus innumerables y magníficos amigos. Y a toda la profesión de economistas de Córdoba que han tenido la suerte de haber contado, durante tan largo y fructífero periodo, con tan insigne compañero y amigo.

Eugenio siempre fue defensor de valores como el trabajo y la inteligencia y, creo, que tantas veces se produce tanta unanimidad como la que existe en torno a Eugenio Silos.

Siguiendo a Antonio Machado puede decirse que "era, en el buen sentido de la palabra, bueno", porque por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre.

Descanse con la armonía y la paz que vivió.

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