Entrevista | Ángeles García de Paredes e Ignacio Pedrosa Arquitectos
"Nunca proyectamos un edificio que se pueda colocar en cualquier sitio"

Manuel Murillo
-Enhorabuena a los dos por el premio. ¿Qué se siente al recibir un galardón como este?
-Ángela G. de Paredes: Estamos muy contentos, es una satisfacción que te den un premio a una trayectoria. De repente, nos hemos dado cuenta de que ha pasado muchísimo tiempo desde que empezamos a trabajar. Cuando estás trabajando tienes conciencia de cómo pasa el tiempo y hace ya más de cuatro décadas que empezamos a trabajar juntos y medio siglo desde que empezamos a estudiar arquitectura.
-¿Por qué eligieron estudiar arquitectura?
A: Yo lo decidí en el último momento, pensaba estudiar matemáticas, ciencias exactas o historia del arte, que son cosas que parecen dispares pero que me atraían mucho, pero decidí hacer arquitectura, más que porque mi padre fuera arquitecto, porque era una carrera que aunaba la disciplina más técnica, los números, y el arte.
Ignacio Pedrosa: En mi caso, fue fruto de la casualidad, no había ningún antecedente familiar y en ese momento no tenía idea en absoluto de lo que era ser arquitecto, ahora ya me he enterado (jajaja).
-Ambos empezaron a trabajar en el estudio de su padre, José María García Paredes. ¿Cuál es la principal lección que aún les resuena?
-I. Cuando eres muy joven y tienes la oportunidad de trabajar con un arquitecto ya consagrado y de prestigio, eso es parte de tu formación y se refleja en tu forma de hacer. Es una formación distinta que se basa en el contacto diario con los proyectos y las obras y que te va formando a ti. Él repetía poco las cosas porque se expresaba a través del ejemplo, era una persona muy trabajadora, muy cuidadosa y estaba muy atento a las solicitudes del cliente. Había formas de entender la arquitectura que hemos heredado. Siempre decía que un proyecto por pequeño que fuese se empezaba por la escala 1-50.000 que es la de los mapas de carretera. Quería decir que hay que aproximarse a los proyectos con una mirada amplia y distante y no pegarse al terreno, mirar todo lo que hay alrededor, delante y detrás.
-El jurado del premio destaca el impacto transformador y la regeneración del tejido cultural de su obra. ¿Eran esos sus propósitos cuando fundaron su estudio?
I: No sé si los propósitos son tan firmes desde el principio o es camino que se va a construyendo según se recorre. Es evidente que nuestro interés está en los edificios culturales y nos ha tocado trabajar en una época en la que España ha llevado a cabo una renovación de equipamientos culturales porque había cierta carencia. Nosotros, en la medida que hemos podido y sabido, hemos ayudado a producir edificios de este carácter.
-También ponen el acento en su vocación de servicio público. ¿Se proyecta de modo diferente una obra pública a una privada?
-Ignacio: Sí, aunque toda la arquitectura tiene cierto carácter público porque un edificio privado forma parte de las calles y de las ciudades, igual que uno público. Sin embargo, un edificio público tiene la posibilidad de ser más generoso con la ciudad porque ocupa lugares más centrales, como es el caso de la Biblioteca de Córdoba, se puede incorporar a la vida diaria de los ciudadanos a través de sus espacios abiertos y sus espacios interiores. El compromiso del edificio público es mayor hacia la sociedad y su entorno.
-¿Cómo ha evolucionado la oferta de edificaciones públicas desde que empezaron?
I. Ahora quizás hay menos oportunidades, hubo un momento en los años 80, 90 en que había muchas opciones y posibilidades de construir a través de concursos públicos siempre, de construir y proyectar esos equipamientos necesarios para el desarrollo cultural y el desarrollo de la sociedad. Eso ha bajado un poco ahora.
A. Cuando nosotros empezamos a trabajar, había muchos concursos públicos porque había muchos equipamientos que había que ir construyendo. Ya se han hecho muchas bibliotecas, auditorios, archivos y ahora, desde la Administración hay más concursos para la transformación de edificios que ya existen, al reuso, transformación y restauración de edificios que ya existen, más que de construcción de edificios de nueva planta.
-¿Cuál es el estilo arquitectónico del Estudio Paredes Pedrosa a día de hoy?
A. En cuanto a forma, yo creo que no hay un estilo reconocible. Sin embargo, sí hay una manera de acometer los edificios, una forma de responder a los necesidades. Todos prestan mucha atención al lugar en el que están proyectados. Estudiar el lugar y responder con un proyecto pensado para un lugar determinado es muy importante. Nunca proyectamos un edificio o una forma preconcebida que se pueda colocar en cualquier sitio. La Biblioteca de Córdoba es así porque el sitio pedía que fuera así, porque estaba en un parque, tenía una fachada que había que proteger del sol, porque tenía que ser un edificio que no podía sobrepasar las tres plantas, porque el parque lo pedía y no debía ser más alto que las copas de los árboles y tenía que encajar en los parterres históricos de los Jardines de la Agricultura. Todos nuestros edificios tienen esa misma intención, aunque sean distintos. La atención al lugar es lo que puede unir unos proyectos con otros. Hay que conocer el lugar de primera mano, a las personas que lo habitan, estudiar con detenimiento todos los planos del sitio donde vamos a trabajar, estudiar las alturas de los edificios, si hay una preexistencia antes, máxime si se está trabajando en un edificio que ya existe.
-Cuando se trata de construir una biblioteca en el siglo XXI, ¿cuál es la prioridad?
-I. La prioridad de todo edificio siempre viene marcada por las necesidades de los usuarios. Hoy una biblioteca no es un sitio donde ir a leer libros, es un lugar actualizado, un centro social que te permite leer libros y consultar en internet o ver la prensa diaria en las salas de lectura, también un espacio para los niños y el lugar donde los estudiantes van a preparar sus exámenes. Se trata de aunar y satisfacer todos los requerimientos de los diversos usuarios de una biblioteca pública.
-¿Cómo ven la biblioteca de Córdoba ahora que está en funcionamiento?
-A. Hemos estado varias veces porque aparte de estar muy pendientes de toda la parte de amoldamiento y equipamiento, la hemos visto en uso, con alguna visita guiada, hemos ido con estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Madrid y es una maravilla verla con personas, mucho mejor que en obras. Nos encanta seguir en contacto con los directores de la biblioteca y las personas que usan los edificios para resolver, en la medida de lo posible, los problemas que se puedan encontrar.
-Siendo pareja, ¿tienen una norma de no hablar de arquitectura a la hora de comer?
-A. No, para nada. La arquitectura que se habla a la hora de comer y la arquitectura que se habla en vacaciones, en fin de semana o cuando se va de viajar es una maravilla y que es la que llena nuestras vidas. La arquitectura que no nos gusta es la que consiste en resolver problemas ajenos a la arquitectura, a la excesiva burocracia que cada vez conlleva más nuestro trabajo, esa no nos gusta, la otra nos encanta a cualquier hora.
-¿La sostenibilidad de la que tanto se habla se ha incorporado en la arquitectura pública o es solo una coletilla?
-A- Bueno, en nuestro caso, es una realidad. En el caso de la Biblioteca de Córdoba. Ahora se habla mucho de los 40 grados del verano, pero también está el frío en invierno. Es un asunto de sentido común dar respuesta con un edificio capaz de responder a esa climatología extrema en lugar de cargar los edificios con máquinas de aire acondicionado. En la biblioteca, se ha tenido muy presente la vista al parque, las ventilaciones, el sombreamiento, las fachadas, que en pleno verano están sombreadas con voladizos muy grandes, que son como parasoles que arrojan sombra sobre el interior, o la celosía perforada que hay hacia Avenida de América, que quita el sol de Poniente al caer la tarde. Nosotros siempre hemos incorporado estas cuestiones de sostenibilidad que se pueden resolver con arquitectura. También hemos tenido muchas reuniones con Parques y Jardines para evitar que haya un edificio vallado. La colaboración entre administraciones es fundamental en obra pública porque al final todos somos parte de todo.
-Ambos dan clase en la Universidad, ¿cómo ven al alumnado, a los arquitectos del futuro?
-I. Siempre hay alumnos excepcionales, pocos, de los cuales uno tiene la sensación que más que enseñarles aprende de ellos, por su cultura, su capacidad, y luego una base más normal. Eso viene ocurriendo los últimos 30 años.
-¿En qué proyecto están trabajando en este momento?
-A. En el colegio español en Rabat, un proyecto con el que estamos muy ilusionados que está bastante avanzado y que se terminará el año que viene.
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