Turismo

Apagón en Córdoba: algunos turistas lo pasan a la luz de las velas y comiendo bocadillos

Algunos hoteles no se resintieron al tener generadores de electricidad

Los turistas hacen cola para entrar en el Alcázar de Córdoba.

Los turistas hacen cola para entrar en el Alcázar de Córdoba. / R.V.

Rafael Valenzuela

Rafael Valenzuela

CÓRDOBA

Los turistas que se encontraban en Córdoba durante el apagón han sorteado la adversidad de la mejor manera posible, con regresos al hotel al no poderse desplazar, resolviendo con bocadillos la alimentación o recurriendo a las velas para poderse iluminar su estancia en la ciudad. Las circunstancias son tan distintas como los propios orígenes de los afectados.

La presidenta del Aehcor, la asociación de empresarios de hospedaje de Córdoba, Elena Rizos, ha explicado a este periódico que los principales problemas que surgieron en los hoteles se generaron con la hora de las cenas, de modo que "hubo que adelantarlas de horario" para aprovechar la luz natural, porque las de emergencia "aunque son potentes, después de tantas horas se van apagando". Respecto a las cocinas, Rizos aclaraba que en pocos hoteles ha habido problemas porque la mayor parte de las cocinas funcionan con gas. Y el otro problema lo generaban la falta de funcionamiento de ordenadores que impedía tanto el cobro como la emisión de facturas o hacer los registros. "Por eso muchas de esas cosas se hacían a mano o nos hemos esperado hasta esta mañana para hacerlo".

El apagón también tuvo como consecuencia, según la empresaria, "la anulación de algunas reservas" que; sin embargo, se cubrían rápido "por la gente que no se pudo ir y tuvo que buscar alojamiento".

Los que menos dificultades tuvieron fueron aquellos que se alojaron en hoteles, porque son negocios, en una gran parte, preparados para eventualidades como ésta, de modo que se resintieron menos al contar con sus propios generadores de electricidad. Este es el caso de  las personas que se alojaban en el Eurostar Maimónides, donde apenas notaron las dificultades porque en el edificio, como ha reseñado a este periódico la directora, Míriam Ortega, “tenemos generadores eléctricos que garantizaron que pudiéramos dar una asistencia correcta”. Ortega, explicaba que, sin embargo, tuvieron que hacer frente a alguna situación inesperada. Así, narra que “hubo algunos clientes que salían del hotel para regresar a su destino, pero al no poder irse porque no había AVE, regresaron y tuvimos que buscarles alojamiento en otros hoteles, porque este estaba lleno”.

Un caso distinto es el del matrimonio asturiano formado por Pedro y Mariana, que se encontraron con el corte de luz nada más llegar a su hotel, "donde fueron muy atentos en todo momento y nos ayudaron mucho". Los problemas mayores llegaron a la hora de salir a comer, "solo nos pudimos tomar una cerveza fría, lo demás, los refrescos y el agua, no", explica ella, que añade "queríamos comer en la calle, pero fue un poco caos”, de modo que tras intentarlo en varios lugares "nos tuvimos que conformar con un bocadillo".

Pedro y Mariana han llegado desde Avilés para pasar unos días en Córdoba.

Pedro y Mariana han llegado desde Avilés para pasar unos días en Córdoba. / R.V.

En el Patio de los Naranjos descansa un grupo formado por 11 franceses llegados desde Annonay y Saint Etienne, y que se alojan en un Airbnb de la capital, donde tuvieron que apañarse sin luz, porque llegaron a las 17,30 a Córdoba procedentes de Sevilla y el corte se produjo sobre las 12.30. De ese modo, explican uno de ellos en español bastante aceptable, que usaron los móviles como medio de iluminación.

Los franceses posan en el Patio de los Naranjos de la Mezquita.

Los franceses posan en el Patio de los Naranjos de la Mezquita. / R.V.

El problema principal, según han contado a este periódico, vino a la hora de la ducha y de buscar un lugar donde comer. Este martes seguirán su ruta por Andalucía.

También se alojan en un Airbnb José y Rosario, unos granadinos que llevan en Córdoba desde el domingo y a los que ayer les salvó “del apagón de Sánchez”, según dijo él entre bromas, “un chino, a donde bajé a comprar una vela y un mechero”.

Rosario y José hacen cola para entrar al Alcázar de Córdoba.

Rosario y José hacen cola para entrar al Alcázar de Córdoba. / R.V.

Rosario cuenta la odisea que vivieron para poder comer, “después de ir a un montón de sitios, comimos estupendamente en un bar pequeñito en el que el hombre nos sacó todo lo que tenía, eran cosas caseras y estaban todas buenísimas, Pepe el del Cortijo, creemos que se llama”, concluyen mientras acceden al Alcázar de los Reyes Cristianos, donde la cola volvía hoy a ser prolongada como acostumbra.

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